Esta carta fue publicada en la sección de cartas al director en el Periódico de Aragón durante el verano de 2019
Muy
señor nuestro:
Me
gustaría hacerle llegar, a través de la presente, mi humilde opinión sobre la
visita protagonizada por usted al Valle de Chistén, en julio de 2019.
En
primer lugar me hago una pregunta ¿Acaso para usted el estar en funciones como
Consejero significa en realidad estar de vacaciones?
Me
explico.
A
cualquier estudiante, por poco espabilado que sea, no se le escapa que, si en
un examen mete la pata hasta el cuezo y la caga, no puede aducir que la culpa
fue del profesor, que le metió presión y el nerviosismo le pudo, cuando la
pregunta era del calibre de ¿Cuánto son dos más dos? o ¿Cual es el río más
grande y caudaloso que atraviesa su Comunidad?.
Si
usted contesta que es el Guadalquivir y, además, porfía, intentando convencer
al maestro de que su respuesta es la
correcta, lo lógico no sería que le pusiesen un simple suspenso o insuficiente,
sino un cero rotundo.
La
cuestión real que nos ocupa es sencilla. Usted dijo de forma reiterada algo
totalmente falso, al manifestar ante sus examinadores (Vecinos del Valle y
demás personas) que Aragón no había suscrito, ni apoyaba ningún Convenio
referente a la reintroducción de los osos en la zona del Pirineo Central,
situada entre Aragón, Cataluña y Francia y que por lo tanto el Gobierno de
Aragón no tenía ninguna obligación sobre la vigilancia y seguimiento de estos
animales para, entre otras cosas, advertir a los ganaderos con tiempo
suficiente para manejar sus rebaños y poder evitar, en la medida de lo posible,
una desgracia, como lo fue el ataque del oso Goiat a dos terneros que
resultaron muertos.
Lo
que se le demandaba era razonable y hubiera requerido, al menos, ir con la
verdad por delante y no responder con milongas y repetir una y otra vez que el
Guadalquivir pasa por Zaragoza.
Si,
ahora, para tapar semejante metedura de pata, que requeriría, en justicia, una
dimisión inmediata en sus funciones (Aunque sean en funciones), decide tirar
por la vía de aplicar la Ley Mordaza y considerar como una agresión el
escrache, protesta o como quiera llamarlo, que acabó en la rotura parcial de
una de las ventanillas de su coche oficial, creo sinceramente que al cero
inicial de su examen añadiría usted otro muy deficiente en conducta y sobre
todo en sentido común.
No
se puede mentir públicamente una y otra vez cuando se le confía un cargo
público de envergadura, muy bien remunerado y esperar que encima le sonrían y
se conformen con palmaditas en la espalda.
He
de decir, finalmente, que el manejo de un truco, cuando es grande y en caso de
aglomeración de trucadores, no siempre resulta sencillo y el cálculo constante
de su contoneo, en relación a posibles encontronazos, resulta difícil de
controlar y aventurar.
Tal
vez, en esta ocasión, debería usted meditar sobre sus respuestas en el examen,
envainársela si hacer mucho ruido judicial y probar en septiembre, pero en otro
trabajo, a ver si hay más suerte.
Me
despido de usted, señor Olona, deseando que las excesivas olas de calor de
Tierra Plana no le hagan mucha mella.
Un
saludo de Gonzalo del Campo Antolín.
En
mi carta al señor Olona ha podido parecer que cuando hablaba de mentiras me
refería a que Aragón si ha suscrito o apoya un Convenio sobre el asunto de la
reintroducción del Oso en el Pirineo Central. Nada más lejos de mí que querer mentir, a mi vez afimando, algo que no
es cierto. A lo que yo voy es a la responsabilidad y la obligación que Olona
dijo no tener como Consejero del Gobierno de Aragón. Ahí reside la milonga y la
mentira que tantas veces los políticos esgrimen para esconder la inacción o la
incompetencia. Del hecho de no haber suscrito un Convenio no se deriva
automáticamente que la responsabilidad y la obligación de informarse e informar
desaparezca. No se puede ir al Valle de Chistau, sin haber hecho ciertos
deberes, como haberse puesto previamente en contacto con Cataluña y Francia o,
con los años que lleva el tema coleando, implementar medidas para dar respuesta
a casos como este. Yo también considero valentía (U osadía, no sé), acudir
para, como única respuesta decir que el asunto no me compete o no es de mi
responsabilidad.
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