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martes, 2 de agosto de 2016

Altafulla


Altafulla es un municipio costero tarraconense enclavado en la vertiente suroriental de una montaña de 52 metros de altitud. Pertenece a la comarca del Tarragonés, encuadrado en la comarca natural e histórica del Campo de Tarragona (España). Su término municipal limita al norte con la La Nou de Gaya y el de la Puebla de Montornés, al Este con el de Torredembarra y al Oeste con el de la La Riera y Tarragona. Al Sur limita con el mar Mediterráneo, con una playa que se extiende desde el Cap Gros hasta cerca de la Roca del Gaià y un puerto deportivo.
La playa que se prolonga desde Altafulla a Tamarit
Vista de la playa hacia el faro de Torredembarra
Al fondo de esta playa se encuentra el Castillo medieval de Tamarit


Vista del caserío de la playa desde  el casco viejo de Altafulla
Una de las puertas de entrada a la Villa Closa de Altafulla.



Su origen es medieval y se fundó como consecuencia de las campañas llevadas a cabo por Ramón Berenguer I en la Cataluña Nueva. Se desconoce la fecha exacta de la fundación, aunque en 1059 el castillo de Altafulla aparece ya mencionado en documentos. La posición elevada de la localidad significaba un cierto desplazamiento con respecto al hábitat romano o tardoromano de la villa romana de Els Munts, a orillas del Mediterráneo, y ofrecía mayor protección con respecto a la costa. Gracias a su localización, la fortaleza dominaba el entorno y, paralelamente, la Vía Augusta se convertía en la gran arteria de comunicación del territorio
Fue feudo de condes hasta el siglo XIV cuando pasó a manos de la familia Requesens. Estuvo en posesión de esta familia hasta 1472 cuando fue vendida a Pere de Castellet. Entre 1669 y 1673 Francesc de Montserrat i Vives, primer marqués de Tamarit, adquirió los derechos de la población. La familia Montserrat y sus herederos, los Suelves, tuvieron la jurisdicción del municipio hasta el fin de las señorías.


Vivió un periodo de esplendor económico durante el siglo XVIII gracias a la comercialización de los productos agrícolas mediante el transporte marítimo. Los conflictos entre España y Gran Bretaña supusieron un problema para su economía ya que comportaban un bloqueo de las rutas comerciales.
Durante la Guerra de Independencia la ciudad fue saqueada en diversas ocasiones. En las afueras de la villa tuvo lugar la batalla de altafull en la que se enfrentaron las tropas del general Maurice Mathieu con las del barón de Eroles. Durante la Primera Guerra Carlista la población se declaró contraria a las ideas del carlismo. Su economía se vio afectada por el conflicto y no consiguió recuperarse hasta que a mediados del siglo XIX la plaga de filoxera que afectó a los viñedos franceses provocó un aumento de precio en los productos vinícolas.

La estructura medieval urbana se puede recorrer hoy día a través del núcleo urbano antiguo, conocido como la Vila Closa, denominación que alude al recinto amurallado. Este lugar se caracteriza por sus calles con pendiente o con ciertas curiosidades, como el pasaje de Santa Teresa o la iglesia parroquial de San Martín. Todo el conjunto medieval, con fachadas de casas señoriales edificadas en el siglo XVIII y sus plazas, otorga a este lugar la tranquilidad y elegancia que le caracterizan y por el que ha sido merecedor de la distinción de bien de interés nacional y declarado conjunto historicoartístico por la Generalidad de Cataluña en 1998.



El perímetro medieval del recinto amurallado que rodeaba el castillo de Altafulla fue superado por el crecimiento urbanístico de los siglos XVII y XVIII de la actual Vila Closa, cuando el pueblo inició su expansión hacia el mar. La Vila Closa responde al pueblo cerrado por una muralla medieval, de la que se conserva un tramo, dos torres y tres portales, actualmente reformados, que daban acceso al pueblo. Si vamos hacia el mar, el actual barrio marítimo, las calles son más anchas y paralelas a la Vía Augusta, y dejan entrever un pueblo rico y próspero con casas señoriales que fueron propiedad de una destacada oligarquía mercantil en la calle Botigues de Mar.


La iglesia parroquial está dedicada a San Martín. Se construyó entre 1701 y 1705 en estilo neoclásico. Tiene planta de cruz latina y consta de tres naves con crucero. En la fachada se encuentra una imagen de san Martín de Tours. Cuenta con un campanario inacabado de planta cuadrada. Aunque sufrió graves desperfectos durante la Guerra Civil conserva todavía un retablo barroco de 1745.


El Castillo de Montserrat se encuentra en muy buen estado de conservación ya que fue reconstruido a partir de unos planos del siglo XV. Es un edificio en forma de polígono irregular con aspecto de fortaleza gracias a las troneras y a las garitas que lo rodean. Aunque el interior se ha modificado en diversas ocasiones, aún conserva un patio original y una galería renacentista.


En las afueras de la población se encuentra la ermita de Sant Antoni, Se construyó en 1717 gracias a las donaciones que realizó un pescador del pueblo. Como no se disponía de suficientes fondos para completar la obra, los pescadores de la villa se comprometieron a donar la séptima parte de sus capturas hasta que la ermita no estuviera terminada.

En la zona conocida como Els Munts se encuentran los restos de una villa romana. Las excavaciones de la zona se iniciaron en 1967 y se han encontrado numerosas piezas que se conservan en el Museo Arqueológico de Tarragona. Entre las piezas rescatadas se encuentran dos capiteles del siglo IV y algunas estatuas de mármol.



Altafulla tiene tres núcleos de población: Altafulla Centro (donde residen la mayoría de habitantes), Altafulla Playa o "baixamar" como se dice en el pueblo (donde residen la mayoría de turistas) y Brisas de mar, núcleo que se halla al norte de la población, por la carretera de Torredembarra a La Riera de Gaiá. Hoy día la nacional 340 ha sido desplazada hacia el norte por una variante, por lo que la avenida marqués de Tamarit ha pasado a ser tan solo una calle y no carretera nacional.