LA QUE CALLA Y ENGORDA
En estos últimos días
la Iglesia se moderniza
con un anuncio en la tele
más eficaz que las misas.
No promete grandes pagas
pero si que serán fijas,
siendo jóvenes en paro
sus piezas más preferidas.
Con el dinero que Hacienda
les dona de los impuestos
se pagan la propaganda
para renovar al clero,
pues van mal de vocaciones,
aunque les sobre el dinero
para tirarlo en anuncios
que mantengan su deseo
de ser parte del poder
y no renunciar al sueño
de seguir cobrando el diezmo.
La jerarquía se ocupa
de que los trabajadores
sigan oyendo a los curas
“que no sean pecadores,
pues la Reforma procura
mostrar ocultos amores
que los mercados, sin duda,
nos tienen como deudores.
Hace mucho tiempo ya
que solo se preocupa
porque le cuadren las cuentas
y seguir cobrando rentas,
bendecir a los banqueros,
olvidando la pobreza
y concentrando sus rezos
en mantener la riqueza
con que regalarse en vida,
antes de la vida eterna.
Me parece muy rastrero
además de oportunista
que aparezcan en los medios
como una empresa muy lista.
Dan por hecha la Reforma
y se ponen en la lista
de nuevos emprendedores
que dan trabajo con vistas
a cobrar las subvenciones
que la ley tiene previstas.
Yo creo que es imposible,
aunque haya mil argumentos
cambiar las mentes cerriles
de lo más alto del clero,
que añora, sin duda alguna
los laureles de otros tiempos
en que eran las procesiones
su más ostentoso juego.
Hasta Franco desfilaba
entre el olor del incienso,
cobijado bajo palio,
él y Dios, únicos dueños,
como en tiempos medievales,
usando mano de hierro,
la obligación de ir a misa,
perseguir a los ateos,
matrimonio por la Iglesia
y divorciarse, ni en sueños,
porque a los que Dios ha unido
no se separan ni muertos.