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jueves, 10 de agosto de 2017

Al llegar a l´Atmella de Mar me recibe la playa de Pixavaques, un lugar tranquilo, poco masificado y rodeado de Palmeras, pinos y bancales de piedra.
 
Sigo avanzando para adentrarme en el municipio y dejo atrás otra playa en forma de luna creciente, con dos espigones que forman un triángulo abierto.

 
Llego al puerto de l Atmella, de tamaño bastante considerable.  
 
Tras alojarme en el hostal, salgo a dar un paseo, volviendo sobre mis pasos, recorriendo nuevamente el paseo marítimo y fotografiando lo que se puede observar desde allí

 Parece un lugar turístico tranquilo, disfrutado por familias del país, sin la presencia de extranjeros que caracteriza otras zonas.

 La tarde va cayendo y fotografio varios rincones del puerto además del bonito paseo elevado de l´Atmella


La Ametlla de Mar(en catalán l'Ametlla de Mar) es una población de la comarca catalana del Bajo Ebro, en la provincia de Tarragona (España). También se conoce por el nombre de La Cala.

Está situado en el centro del golfo de San Jorge, en el sur de Cataluña. Entre pequeñas calas y playas de arena fina blanca y otras de piedras donde los pinos tocan suavemente las aguas del mar Mediterráneo, generalmente cristalinas en esta zona, donde la naturaleza y el cielo se fusionan. La población, de unos 7.500 habitantes, es un típico pueblo de pescadores donde la actividad nunca cesa en su puerto que desprende esencia mediterránea en cada rincón.




 

Historia

En tiempos del rey Carlos III, se proyectó la repoblación del territorio de Alfama, cerca de la actual Ametlla de Mar, a base de pescadores valencianos y agricultores de Valls y de otras poblaciones cercanas al núcleo que se proyectaba. Coincidiendo con la llegada de pescadores valencianos del Grao de Valencia dirigidos por Joan Baptista Gallart Gafarelo, que en principio iban a repoblar la zona de San Jorge de Alfama, se creó el núcleo habitado de la Cala de la Ametlla hacia el año 1775.
A principios del XIX ya existía una población mínima, pero consolidada, como lo denota el hecho de que los primeros habitantes ya habían creado una pequeña iglesia. Desde ese momento hasta la mitad del siglo, la población padece una serie de epidemias importantes, como la del cólera morbo de 1834 (véase: Pandemias de cólera en España), y también los efectos de la Primera Guerra Carlista.
El paso del ferrocarril hacia 1863 fue la causa del aumento demográfico de la población y también de su progreso económico. La segregación municipal, respecto de El Perelló, se produjo el 24 de diciembre de 1891.
A finales de la primera década del siglo XX se inicia una de las primeras emigraciones de caleros, nombre que reciben los habitantes de L' Ametlla de Mar, hacia todo el litoral catalán, especialmente a la Costa Brava (Palamós, sobre todo) y hacia el continente americano. A estas emigraciones seguirán otras a finales de los años 20 y después de la guerra civil.
Durante el período de la dictadura de Miguel Primo de Rivera, la población sufrió una fractura social motivada especialmente por las divisiones en el sector pesquero. Se crearon dos entidades rivales ("Posito de Pescadores" y "Sociedad de Pescadores de San Pedro"), al entorno de las cuales se situaron los partidarios de las izquierdas y las derechas que escindirían toda la actividad social local.
Todo el malestar latente afloró a raíz de los momentos revolucionarios de octubre de 1934, de la guerra civil y en la postguerra. Momentos en los que se produjeron hechos graves que culminaron en muertes lamentables.




Está situado en la zona costera entre el cabo de Terme en el norte y el barranco de la Áliga en el sur. Limita al sur con Perelló, al noroeste con Tivisa (Ribera de Ebro) y al nordeste con Vandellós (Bajo Campo).

Por los 14 km de costa que se extiende el término de La Ametlla de Mar hay diferentes núcleos dispersos de población (de norte a sur, siguiendo la costa):

La pesca continúa siendo una de las principales actividades del pueblo. El recinto portuario de Ametlla cuenta con un amplio grupo de barcas que se dedican a las artes del arrastre, el rodeo, el trasmallo, etc., y que cuenta también con la primera flota de atuneros de Cataluña.

La otra actividad económicamente potente del pueblo es el turismo y el sector servicios y comercio, que impulsan, conjuntamente, la creación de nuevos establecimientos locales para dar un mejor servicio a todos los turistas de L' Ametlla de Mar.



 
L'Ametlla de Mar cuenta con 16 kilómetros de una costa única con 30 calas y playas para todos los gustos, unas de arena fina y blanca, otras de piedras, rodeadas de pinares y con aguas cristalinas gracias a las enormes praderías de posidonia. L'Ametlla de Mar y es el segundo municipio de Cataluña con más banderas azules (5 playas + 1 del Club Náutico de l'Ametlla de Mar). Para los amantes del nudismo tienen a la su disposición la Cala del “Torrent del Pi” y para los que gusten de ir a la playa con sus mascotas disponen de Cala “Bon Caponet”. Algunas de sus playas tienen los accesos adaptados para personas con minusvalías.

 
La gastronomía marinera es uno de los sellos de identidad de l’Ametlla, cuenta con una amplia oferta de restaurantes donde se pueden degustar los platos típicos elaborados con el pescado y marisco capturados por la flota pesquera del municipio y que cada tarde se subastan en la Lonja de Pescadores. Durante todo el año se celebran las jornadas gastronómicas para la promoción de estos productos de calidad y proximidad (las jornadas de la galera, del atún rojo, del pescado azul, del pescado de la Lonja, la fiesta de los fideos “rossejats” i la de “l ' Arrossejat”).




  • La actual calle de Andreu Llambrich, referente a un antiguo alcalde de la población, anteriormente llevaba el nombre del rey Amadeo de Saboya. Se le bautizó así en una visita que el monarca hizo a la población, en la cual pidió que le enseñaran el mar, y lo condujeron por esta calle hasta cerca del mar, en la punta de Bugarró. En la actualidad es muy usual entre los vecinos de la villa referirse a esta vía como lo carrer Amadeo.
  • En el Coll de Balaguer se colocaba un viejo bandolero, nombrado "el Vell Pistol", que atracaba las diligencias que hacían paso por esta formación montañosa del norte del Bajo Ebro. De día era pescador en una pequeña embarcación del pueblo, donde residía, y de noche desarrollaba su tarea de ladrón.
  • En el año 1891, un barco griego, de nombre Theotocos fuera de rumbo, embarrancó en la costa de La Ametlla de Mar. Sus tripulantes, muertos de hambre y en una situación penosa, fueron acogidos por los habitantes de la Cala, que les dieron hospedaje en casas particulares. Los restos de los barcos no tuvieron la misma suerte. Los caleros desmontaron las maderas y las aprovecharon como vigas en las casas. En la actualidad, todavía se conservan.
  • En abril de 1947 un gran temporal apaleó la Cala. Los pescadores ya hacía rato que habían salido al trabajo, y sus familias (en tierra) sufrían por lo que les hubiera podido pasar. Pasaban las horas y los marineros todavía no habían vuelto. La desesperación era tan grande que el cura del pueblo hizo sacar la Virgen de la Candelera hasta el portal de "casa Mundeli". Como por arte de magia -cuentan los ancianos-, la oscuridad se fue del cielo, el viento paró de soplar y en poco tiempo las barcas volvieron a puerto. Desde este día los caleros y caleres sienten una fuerte devoción por la Virgen.


 Prolongo el paseo hasta que se encienden las luces de la ciudad, antes de caer la noche.

A la mañana siguiente, antes de que amanezca fotografío la soledad de las calles junto al puerto. Me encanta madrugar porque es la hora ideal para andar, por la temperatura, por la soledad y porque se aprovecha mucho mejor el día para andar sin que el calor se haga extremo.