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domingo, 13 de agosto de 2017

Una vez llegado a l´Ampolla, recorro el pueblo en busca de alojamiento y voy a la oficina de turismo, lugar en el, estoy convencido, me dejé el palo que me venía acompañando durante casi dos décadas. Tal vez alguien lo recogiera y le siguió sirviendo de apoyo durante mucho tiempo aún.
 
Se trata de una página web, con bastante información sobre diferentes asuntos referidos a L´Ampolla. Entre otras cosas se relata de forma breve la historia del lugar.
 L'Ampolla es hija de la bella Mediterrànea y del vigoroso río Ebro. Los dedos del río y los del mar, jugando con la arena y las olas, fueron modelando una gran basa hasta llegar darle forma de botella (en catalán, ampolla). Con este nombre (ampolla) se dio a conocer la pequeña población marinera que ha ido creciendo cerca de la antigua desembocadura del río.

Los orígenes de la villa se remontan a la época ibérica. Los historiadores sitúan L'Ampolla en la ciudad helénica de Lebedontia, habitada por la tribu íbera de los edentants o erdets. Se han encontrado vestigios de la época romana y prerromana que confirman la antigüedad de las raíces de la villa, como monedas, ánforas y antefijas (elementos de arcilla en forma de mujer).

La historia de L'Ampolla está estrechamente vinculada a la pesca y al tránsito marítimo. De hecho, a mediados del siglo XVI el Papa Adrián embarco en L'Ampolla para dirigirse a Roma. En el último tercio del siglo XIX, el progreso empezó a vertebrar el litoral español y acercó L'Ampolla a las grandes ciudades catalanas. El 1867 se construyó la estación de ferrocarril de L'Ampolla, y el primer tren circuló el 8 de mayo del mismo año.

En los orígenes, L'Ampolla era un antiguo hostal del camino real de Tarragona a Valencia. Según documentos antiguos, en el siglo XVI ya había familias de pescadores que habitaban este lugar. A finales del siglo XIX, las playas del pueblo empezaron a ser muy apreciadas para tomar baños de mar; tanto, que hubo un tren especial para los bañistas, que unía Tortosa con L'Ampolla.

Los grandes acontecimientos de la historia también incidieron en la historia de la villa. El año 1917, en el contexto de la Primera Guerra Mundial, el barco Maxsherda fue hundido por un submarino alemán. Como muestra de agradecimiento del apoyo prestado a los náufragos, el gobierno francés regaló al pueblo una estatua de bronce.

Sin embargo, durante el siglo XX, el principal episodio histórico de L'Ampolla fue la lucha por la segregación. El 16 de enero de 1937, el Diari Oficial de la Generalitat de Catalunya publicó un decreto que disponía la segregación de la barriada de L'Ampolla del término del Perelló, con el fin de que L'Ampolla se constituyera como municipio independiente. El año 1938, la aprobación del Decreto de Burgos derogó toda actividad del gobierno republicano y se paralizó el Decreto por el cual se disponía la segregación de L'Ampolla.

Después del período franquista se dio un nuevo impulso a la voluntad segregacionista de la villa de L'Ampolla. El 1976 se formó la Junta de Segregació, que, el año 1980, consiguió iniciar el proceso de segregación por vía judicial. De todos modos, no fue hasta el 15 de noviembre de 1989 cuando el Tribunal Supremo se manifestó a favor de la creación del nuevo término municipal de L'Ampolla. Tres meses más tarde, el 28 de febrero de 1990, con una nueva sentencia del Tribunal Supremo, finalizó el proceso de autogestión del pueblo de L'Ampolla como municipio de Cataluña, constituyéndose el ayuntamiento el día 5 de mayo de 1990.
 Por la tarde, después de asearme, comer y descansar, me doy un largo paseo por el litoral de l´Ampolla hacia la zona del Delta del Ebro. Tras recorrer las playas más cercanas al núcleo urbano (Paralelos al paseo de la Ronda del Mar), sigo a través de un paseo separado del mar por una larga escollera de gruesos peñascos (El Paseo del Arenal). Este paseo se prolonga en dirección oeste,  hacia el vértice del delta
 Me acerco hasta el mirador de la bassa de les Olles, donde también hay un centro de interpretación en el que me informo sobre lo que me toca recorrer al día siguiente.

 La planitud de las playas del Delta del Ebro da una idea de cómo es todo este territorio, formado a lo largo de miles de años de depositar lo que arrastra el río más caudalosos de España.
 Al fondo, entre el perfil de la escultura se adivina el faro al que llegaré al día siguiente.
 Otra vez me topo con los ojos siniestros y rectangulares de un búnquer muy cercano al pueblo
 L´Ampolla está en fiestas y en el mismo puerto se ha instalado una plataforma flotante en la que se llevan a cabo las vaquillas, con el aliciente de que una de las vías de escape de los que se animan a participar es tirarse al agua para escapar de los cuernos de los astados.

Recorro los diferentes muelles del puerto, que tiene un tamaño respetable. En él se nota aún la vocación marinera de sus gentes, con cantidad de pequeñas barcas pesqueras amarradas


 Y también otros barcos más grandes, de mayor tonelaje.




 Mientras tanto, el espectáculo taurino está en pleno desarrollo, con la gente a la espera de que salga una nueva vaquilla.

 Por fuera se ven las estructuras metálicas tras las que se esconden las vaquillas.


 Mientras tanto el sol se esconde hacia el interior y se recortan los edificios de l Ampolla y los montes cercanos.




La última foto del día, un barco que lleva el nombre de Begoña y un sol que ya se ha escondido, dejando el reflejo sobre el agua del puerto.