Espuma rezagada
De
abandono y de tiempo, destripadas,
las
pardinas escuchan el violento
y
fragoso cauce renacido
Un
rumor penetrante.
A
su paso prendidos
y
atrapados jirones
de
otro tiempo
cual
líquenes
sobre
los olmos muertos.
En
las torcidas lanzas
de
las hayas.
En
las rizadas copas
de
los robles .
Los
árboles ,
en
su interior dormido,
guardan
el pavoroso estruendo.
La
dinamita que abatió los muros.
Se
destrozó el solar,
el
posible retorno a las riberas,
al
esqueleto gris de los hogares.
Ganaron
el vacío y el silencio,
el
mercader y experto buhonero
en
la lonja de vidas expectantes.
¡Qué
pesada la carga de la tierra
cuando
el rigor incierto no bendice
la
sumisión que el hombre le regala!
Agua
veloz, furiosa, de tormenta,
descarna
las pendientes y barrancos,
hace
aún mas hondas las gargantas,
anega
los bancales y senderos
que
vieron irse al cura y al maestro,
al
médico y los jóvenes del pueblo.
Se
llevaron consigo la esperanza
hasta
que, casi, todos fueron a buscarla .
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