A pesar de las zarzas y los carteles de aviso, el ejército español utilizó durante mucho tiempo el caserío de Jánovas como campo de tiro y era habitual encontrar casquillos de plástico, de balas de fogueo en los alredededores de las casas y en sus paredes, agujeros provocados por los impactos de los proyectiles. La historia de Jánovas empezó desastrosamente, pero continuó de la misma forma durante mucho tiempo, algo vergonzoso en cualquier país que se diga civilizado

Comentarios

Entradas populares de este blog