ROMANCES DO LUGAR (2ª entrega)
El pleno
Hubo en esta villa un pleno...
que fue harto singular,
cuando un asunto importante,
allí se hubo de votar .
El pleno
Hubo en esta villa un pleno...
que fue harto singular,
cuando un asunto importante,
allí se hubo de votar .
Los ínclitos concejales
del partido gobernante
estaban sin su pastor,
como ovejas descarriadas
que, al lobo tienen pavor .
El asunto era un pantano,
el de Jánovas nombrado.
Pronunciarse, o no, en su contra
necesario era acordarlo.
El primer voto emitido,
por primera vez ¡ milagro!
gobierno y oposición
se muestran de acuerdo en algo.
No es posible que esto ocurra.
Claro ¡es que falta el alcalde!
Si el voto no se repite
de aquí no se mueve nadie,
no sea que luego el jefe
la bronca nos eche a todos,
(al decidir por sí mismos,
lo que nunca han hecho solos).
La votación se repite
y "bis" el milagro hace.
El portavoz se hace cruces,
"no es posible que esto pase"
Y así, por tercera vez,
cuando al fin, al parecer,
todos saben lo que votan,
pudimos ya conocer
que el consistorio en su pleno
no votó ni sí, ni no,
sino todo lo contrario.
Pero ¿ Qué hubiera pasado
de votar NO al pantano?
Es utopía pensarlo,
pues aún en asuntos graves
la política se impone
y aunque nos den por el saco,
el partido es quien dispone.
EL TÉFONO MÓVIL
Esto del “téfono móvil”
es un invento genial.
Que te vas con las ovejas,
pues te lo puedes llevar,
y si has de ir con las vacas
tampoco lo has de olvidar,
pues, así, tu fiel contraria
puede llamar y decirte:
-vuélvete ya ta la casa
que se pasa la paella
y ya sabes que el conejo
frío, está como una tieda,
que no lo come ni el perro-.
Si nos vamos de rebajas
a Huesca o a Zaragoza,
delante el escaparate
del Corte inglés o de Zara:
-¡Miguela, que estoy aquí,
en el centro comercial,
que si quies bragas verdes
u las quies colorás.”
-“Igual me da Josefina,
con tal de que sean finas.
De paso mira, a ver si hay
calzoncillos de franela,
de esos que llevan gatera
y pantalones de pana
para ir el niño a la escuela.,
y me miras una faja
pal reuma de la abuela
y para el abuelo un gorro
que sea de buena tela
y que sea de orejeras.
Para el Horacio otra boina
pues la tié echa una pena.
Si pasas por Continente
me miras aquel casete
de jotas de picadillo,
que quiero cantarle al Paco,
como al tute, las cuarenta,
pero con buen estribillo.
-¡Para el carro, ya, Miguela!
que se me acaban las pilas
y este trasto es una ruina
y me paice que otra vez
lo dejaré en la cocina
pues venir a Zaragoza
es como irse a la China,
pues toos pasáis por casa
a encargar a esta vecina
que os traiga medio Gran Casa,
un cuarto de Continente,
y una pizca Corte inglés
y aunque viniera en tractor,
esto ya no pué ser,
pues, además la factura
del móvil la pago yo.
Mejor me voy al Caribe,
que me sale mas barato
y en enero tomo el sol.
-Adiós, Josefina, gracias,
No te escucho bien, perdona.
Traime to lo que hi dicho
Y acuérdate de comprame
las cuchillas de mi Paco
que sólo hay en Mercadona.
del partido gobernante
estaban sin su pastor,
como ovejas descarriadas
que, al lobo tienen pavor .
El asunto era un pantano,
el de Jánovas nombrado.
Pronunciarse, o no, en su contra
necesario era acordarlo.
El primer voto emitido,
por primera vez ¡ milagro!
gobierno y oposición
se muestran de acuerdo en algo.
No es posible que esto ocurra.
Claro ¡es que falta el alcalde!
Si el voto no se repite
de aquí no se mueve nadie,
no sea que luego el jefe
la bronca nos eche a todos,
(al decidir por sí mismos,
lo que nunca han hecho solos).
La votación se repite
y "bis" el milagro hace.
El portavoz se hace cruces,
"no es posible que esto pase"
Y así, por tercera vez,
cuando al fin, al parecer,
todos saben lo que votan,
pudimos ya conocer
que el consistorio en su pleno
no votó ni sí, ni no,
sino todo lo contrario.
Pero ¿ Qué hubiera pasado
de votar NO al pantano?
Es utopía pensarlo,
pues aún en asuntos graves
la política se impone
y aunque nos den por el saco,
el partido es quien dispone.
EL TÉFONO MÓVIL
Esto del “téfono móvil”
es un invento genial.
Que te vas con las ovejas,
pues te lo puedes llevar,
y si has de ir con las vacas
tampoco lo has de olvidar,
pues, así, tu fiel contraria
puede llamar y decirte:
-vuélvete ya ta la casa
que se pasa la paella
y ya sabes que el conejo
frío, está como una tieda,
que no lo come ni el perro-.
Si nos vamos de rebajas
a Huesca o a Zaragoza,
delante el escaparate
del Corte inglés o de Zara:
-¡Miguela, que estoy aquí,
en el centro comercial,
que si quies bragas verdes
u las quies colorás.”
-“Igual me da Josefina,
con tal de que sean finas.
De paso mira, a ver si hay
calzoncillos de franela,
de esos que llevan gatera
y pantalones de pana
para ir el niño a la escuela.,
y me miras una faja
pal reuma de la abuela
y para el abuelo un gorro
que sea de buena tela
y que sea de orejeras.
Para el Horacio otra boina
pues la tié echa una pena.
Si pasas por Continente
me miras aquel casete
de jotas de picadillo,
que quiero cantarle al Paco,
como al tute, las cuarenta,
pero con buen estribillo.
-¡Para el carro, ya, Miguela!
que se me acaban las pilas
y este trasto es una ruina
y me paice que otra vez
lo dejaré en la cocina
pues venir a Zaragoza
es como irse a la China,
pues toos pasáis por casa
a encargar a esta vecina
que os traiga medio Gran Casa,
un cuarto de Continente,
y una pizca Corte inglés
y aunque viniera en tractor,
esto ya no pué ser,
pues, además la factura
del móvil la pago yo.
Mejor me voy al Caribe,
que me sale mas barato
y en enero tomo el sol.
-Adiós, Josefina, gracias,
No te escucho bien, perdona.
Traime to lo que hi dicho
Y acuérdate de comprame
las cuchillas de mi Paco
que sólo hay en Mercadona.
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