Dimitidos y dimitentes
Un poco tarde diría yo, plantear la reforma del artículo 135
de la Constitución. El señor Pedro Sánchez, un líder salido no se sabe muy bien de dónde, intenta
hacerse un hueco queriendo agradar ¿A quién?. De entrada, hizo gala de
menospreciar el populismo de Podemos, a quien, en un principio, no veía como
rival a batir. Tras las encuestas que vaticinan algo más que un susto para los
dos partidos hasta ahora mayoritarios, al señor Sánchez le entran las prisas
por agradar a los electores que, a buen seguro, le darían la espalda mañana
mismo, si se celebrasen elecciones. Parece que lo suyo son las ocurrencias, por
el momento que elige para soltarlas. Debido a eso, la sinceridad de sus gestos
me parece artificial y huera, motivada por las circunstancias. Ya sé que
rectificar es de sabios, pero es que ha pasado mucho tiempo desde aquella desgraciada componenda en la que el PSOE-PP
decidieron que era más urgente pagar las deudas y rescatar a los bancos, que
seguir financiando con garantía la sanidad, la educación, las pensiones…No
hacía falta tamaño examen de conciencia para sentir la necesidad de decir
basta, hasta aquí hemos llegado. Ahora, a la primera crítica de algún histórico recalcitrante
de su partido, se apresura a decir que
tan solo se trata de una reforma del artículo, que blinde la Sanidad y la
Educación. Nada en absoluto sobre una posible auditoría de la deuda. Cuanto
debe pesar la mala conciencia de los años acumulados en el ejercicio del poder,
en los que la corrupción fue un hecho familiar y cotidiano, asumido con muchos
de los cargos como herencia y también destino inevitable de los cabezas de serie de la política de
acabar en la nómina de una multinacional de la marca España, para que ni se le
pase por la cabeza al señor Sánchez semejante despropósito. Sería populismo y algo utópico para cualquiera
que pertenezca al tamdem PP-PSOE.
Para contentar al rojerío de sus propias filas añade lo de
rechazar el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos. ¿Pero es que existía
semejante cosa? Porque que yo sepa nadie del PSOE, sacó el tema para las
europeas, que era cuando tocaba haber hablado de ello. Claro, se trataba de
algo llevado en secreto y, al parecer, mejor era tenerlo bastante madurado, en
secreto, para endiñárselo a los ciudadanos sin ninguna información y sin pasar
los filtros democráticos. Que conste que me parece correcta la postura de no
apoyarlo, pero también en este caso ha habido que esperar a que las encuestas anuncien la debacle para
rechazar algo de lo que ni siquiera habían informado.
Hasta aquí parte de lo que atañe a la formación socialista.
Después de hablar del Ying, iremos con el Yang de nuestro bipartidismo, ese
partido zombi, que huele a podrido desde hace mucho tiempo y que aún así sigue
sacando adelante leyes como la de Seguridad Ciudadana u otras que apuntalan más
su crueldad a la hora de tratar a la ciudadanía. De todos los componentes del
gobierno que aún sufrimos, unos cuantos han sido contestados por la ciudadanía
o si no, al menos, tenían curriculums para no haber llegado nunca a ser
ministros. La gestión de Gallardón como alcalde de Madrid, con los siete mil
millones acumulados de deuda (la mayor de todas las ciudades españolas) fue
premiada con una huida hacia adelante, el ministerio de justicia nada menos. Es
una suerte para todos que no lo pusieran en Economía, Hacienda u Obras
Públicas. Ahora podía desarrollar sus dotes como talibán cristiano, apretando
las tuercas de los presuntos torturadores y asesinos de fetos, poniéndose al lado
de los ultracatólicos más recalcitrantes, quienes aún defienden su ley del
aborto contra viento y Rajoy. Ha dejado tras si la destitución de dos jueces a
los que se ha castigado por investigar casos que no interesaban, como los
crímenes del franquismo, en el caso de Garzón y el asunto Blesa en el del juez
Elpidio Silva. También le debemos la subida de las tasas judiciales para que a
los ciudadanos de a pie no les resulte fácil
ni barato acceder a la justicia. Una vez cumplido su cometido se ha ido
a tiempo para que no se hable mucho más de él, salvo por la “modesta” suma que
cobrará como asesor, no se sabe de qué, al servicio de la Comunidad de Madrid,
donde hará compañía a otro diplodocus bien recompensado de la política madrileña, llamado Joaquin Leguina.
Vaya pareja de dos.
El segundo caso de dimisión, in extremis, diría yo, es casi
un culebrón por los capítulos que ha ido acumulando y las profesiones de fe que
ha hecho el presidente Rajoy sobre su inocencia. Tras aparecer un Jaguar en el
garaje de su casa por milagro, sin saber siquiera que lo tenía, a Ana Mato le
regalaron miles de euros en confeti para los cumpleaños de sus criaturas y
otros miles de euros más en viajes que disfrutó junto a miembros de su familia.
Una y otra vez proclamó su inocencia al respecto y no se sintió obligada a dimitir por contar
con el aval de su jefe, don Mariano. Si ahora lo ha hecho es por pura
coincidencia. ¿Cómo va a explicar el presidente su plan contra la corrupción
ante el parlamento con una miembra de su gabinete imputada? Si por él fuera, la
verdad que le daría igual, pero tal como están las encuestas…
Otro miembro de su gobierno, el señor Arias Cañete, ha
dejado su puesto para ir a ocupar otro de esos que suponen un retiro dorado.
Muchos parlamentarios europeos se opusieron a que alguien con intereses en
empresas petroleras pudiera convertirse en Comisario dedicado a asuntos del
medio ambiente, pero gracias a los apoyos suficientes se salió con la suya y
ahora podrá seguir cultivando su imagen de “bon vivant”, comiendo en
restaurantes europeos, viajando en bussines, mientras le guardan sus
participaciones petroleras hasta que lo de la incompatibilidad deje de ser un
obstáculo. En el papel de comisario le acompaña alguien tan digno de confianza
como él, el señor Junker, quien al parecer tiene por mérito haber facilitado la
evasión fiscal de numerosas multinacionales durante su mandato en Luxemburgo.,
eso si todo muy legal.
Tampoco se vio ninguna incompatibilidad en que Pedro Morenés, comerciante de armas, dedicado
a su venta durante cierto tiempo, ocupase el cargo de ministro de defensa. Su
ministerio es de los que ha aumentado de forma notable su presupuesto para regocijo, imagino, de sus antiguos
colegas de negocio que han visto incrementadas las ventas de sus inofensivos
productos, que sirven esencialmente para matar por mucho que quieran
disfrazar el fin último al que sirven
los tanques, los misiles… Para los medios de información mayoritarios nunca fue
tema de interés la cuestión de por qué alguien como Morenés pudiera emplear con
tanta facilidad la puerta giratoria que lleva de la empresa privada a lo
público y viceversa, ya que él repetía en eso de ocupar altos cargos públicos.
Del ministro Soria, el de Industria y energía, se conocía
sobre todo su parecido físico con Aznar. Luego hemos ido sabiendo que, sobre
todo, es un fiel lacayo, servidor, criado o como queramos llamarlo del
oligopolio eléctrico que domina el tema energético en nuestro país. No solo
está contribuyendo a hundir las energías renovables en un país especialmente
dotado para su desarrollo, sino que sigue regalando miles de millones a unas
empresas que gozan de enormes beneficios anuales, todo ello proveniente de
nuestro bolsillo. Solo se puede entender algo así desde el deseo, por parte del
ministro Soria, de acabar ocupando uno de esos puestos como consejero en
cualquiera de esas empresas energéticas que tienen a sueldo a tantos políticos
retirados. Se aburren de ocupar el cargo, como reconoce Felipe González, pero
no por eso dejarán de percibir los cientos de miles de euros anuales que les
caen por su complicidad en una gran estafa, la mayor quizá, de nuestra
democracia. La prepotencia de estas empresas y el papel protector que juega el
Estado a su favor, quedaron demostrados en la agresión de que fueron objeto los
activistas de Green Peace al querer impedir las prospecciones petrolíferas
junto a las islas Canarias. Otra vez la violencia desmentida por los portavoces
gubernamentales, como en Ceuta y Melilla. En este caso además la postura de los
canarios en contra de las prospecciones está clara, aunque no se les permita
manifestarlo en referéndum. La conclusión lógica sería la declaración del
ministro Soria, canario también, como persona non grata en su lugar de origen.
Mientras tuvo el poder como presidente de Canarias destacó, al parecer por su
autoritarismo y sus maneras despóticas. Vaya con el angelito.
Wert tiene la suerte últimamente de que no se hable tanto de
él. Bastante se ha hecho ya protagonista de tanto despropósito como para
dedicarle más espacio del que ya ha tenido. Mucha gente se ha cansado ya de
pedir su dimisión en vano. ¿Y qué decir
de Jorge Fernández Díaz, nuestro gran sheriff? Él se encarga con el mismo
fervor con el que asiste a misa o reza a sus santos preferidos, de devolver a los que saltan ilegalmente la
valla de Melilla, arriesgando su vida, de justificar la labor policial cuando
reprimen las protestas con manejo excesivo de las porras, de criminalizar
movimientos ciudadanos, intentar aplicar la ley Mordaza y resucitar la de vagos
y maleantes por si acaso. Tiene una manera muy particular de ejercer la caridad
cristiana y de manejar una auténtica
cruzada contra la subversión de los
antidesahucios, de las mareas blancas, verdes, rojas y azules, de los
yayoflautas y los del 15M. Torquemada estaría orgulloso de tan aventajado
discípulo, si volviera a asomar la cabeza de nuevo.
Tras los primeros espadas, como se suele decir en el argot
taurino que tanto les gusta, están todos aquellos que no son en absoluto
subalternos y que tienen parcelas de poder muy importante. Cospedal, casi como
Mato, se ha visto salpicada por las maniobras empresariales nada transparentes
de su marido López del Hierro. Ella misma la ha cagado en varias ocasiones como
portavoza del gobierno intentando dar explicaciones sobre asuntos turbios, que
a nadie han convencido y en las que se ha mentido de forma descarada. Tampoco
ha dimitido por ello. Mientras tanto actúa en Castilla la Mancha como si fuera su feudo, haciendo y
deshaciendo a su antojo, hasta el punto de que en algún tribunal le han parado
los pies para que no siga incumpliendo las leyes con sus disparatadas
ocurrencias.
Las astracanadas de Esperanza Aguirre han sido tan sonadas y
aireadas, que tampoco las vamos a recordar. Tan solo la última en la que ha
recontratado a uno de los que gastaron una gran suma de dinero con las famosas
tarjetas black del Caja Madrid de Blesa y Rodrigo Rato (otros que tal bailan),
ya que ha sido desde siempre un hombre de su plena confianza y no por cometer
una ilegalidad flagrante va a dejar de tenerla, faltaría más. Las estupideces
de Ana Botella forman parte también del acervo inseparable de los gestores municipales peperos, lo mismo que las
sinceras reclamaciones de mano dura con los corruptos por parte de Granados el
SUIZI- dado, o todos aquellos que figurarán en los anales del subconsciente
colectivo español como ejemplos de corrupción impune o casi, como Matas, Fabra, Blesa, Rato, Camps, Bárcenas etc etc
etc.
Ninguno entona el mea culpa, todos dicen “quien esté libre
de pecado que tire la primera piedra” o eso que dijo Rajoy de que la corrupción
siempre ha existido. Y es que casi ninguna de las formaciones políticas,
incluidos los sindicatos, se libran de haber albergado algún corrupto en sus
filas.
Lo que demuestran es que en conjunto y admitiendo que no
todos son corruptos, hay casi una metástasis, que en el caso del PP afecta a
gran parte de su cúpula, por acción u omisión y en el PSOE a algunos de sus más
destacados dirigentes.
El PP ha expresado su intención de dar una vuelta de tuerca
más al problema planteado por la corrupción y es esconderla aún más de lo que
ya estaba. ¿Cómo? Amenazando a los medios de comunicación privados,
televisiones sobre todo, con la vuelta de la publicidad a la televisión pública
para así quitarles una buena parte de su fuente de ingresos. ¿Con qué objeto?
Con el objetivo de que los programas más críticos, que han servido para dar a
conocer al gran público los temas de corrupción más escandalosos, acallen sus
críticas contra un gobierno cada vez más desacreditado. Ya les gustaría que
desapareciesen programas como el Intermedio, Salvados, el Objetivo y otros que
sirven al menos para mantener la creencia en un Estado de Derecho en el que
cabe la libertad de expresión y no solo el parte oficial como se denominaba al
noticiario franquista, representado hoy por algunas cadenas de televisión
públicas y privadas, además de periódicos, casi todos, afines al actual
régimen, después de los cambios empresariales pertinentes. También combaten el
papel independiente de la justicia con el nombramiento político de jueces y
fiscales y la ralentización y obstrucción de casos judiciales que les pueden
ser adversos.
Contra
la libertad de expresión pensamiento
único, contra el derecho de manifestación palo y tente tieso, contra la
corrupción mínima información y contra el saqueo de las arcas públicas más
rescates bancarios, más reformas laborales, menos impuestos a las grandes
fortunas, más desahucios, más fondos buitres a los que alimentar, mas tratados
de libre comercio y mayor poder a las multinacionales. Esto es lo que podemos
esperar de quien ahora gobierna. Cualquier alternativa intentarán tumbarla por
todos los medios a su alcance, como ya se está viendo con el acoso a Podemos.
Su gestión solo ha traído mayor desigualdad, aumento de pobreza y el
desmantelamiento progresivo del estado del bienestar que están destruyendo con
toda impunidad. Lo que pueden dar de sí
ya lo hemos comprobado sobradamente. Lo que está por venir depende de nuestra
capacidad de reacción contra la corrupción más cercana, en cada ciudad, en cada
pueblo. Si sirve aún de algo nuestro voto utilicémoslo para desalojar de una
vez a los corruptos. Lo que venga detrás no puede ser peor, salvo que alguien
como Franco resucitase para imponer un sistema totalmente corrupto que anulase
por completo el actual Estado de Derecho.
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