“RAJOY ES UN
HOLOGRAMA”
Rajoy
es un holograma
de
cuarenta y dos pulgadas
al
que ven los periodistas
tan
solo en una pantalla.
Para
responder preguntas
no
se atreve a dar la cara,
prefiere
aprender guiones
y
soltar la parrafada
para
que no le delate
ese
tic que le acompaña
en
cada ocasión que miente
para
meterla doblada.
Y
es que su párpado izquierdo
se
pone a la funerala
y
en algunas ocasiones
hasta
su lengua se traba,
incluso
tartamudea
cuando
no se siente en casa.
Por
eso elige su sede
para
hablar a toda España
y
se rodea de deudos
que
no cuestionarán nada
pues
la mayoría son
migas
de la misma hogaza
y
ante ellos puede explayarse
diciendo
con voz bien alta
han
sido tan solo insidias
(cuanto
ama esa palabra)
afirmando
cuatro veces
“falsas,
falsas, falsas, falsas”
como
si así conjurase
todas
sus promesas ¡falsas¡
y
fuera así a convencernos
que
esta vez no es una farsa
y
que habría que creerle
por
la gracia de su barba
o
porque sabe leer
una
prosa preparada
sin
que responda jamás
la
verdad improvisada
a
vista de todo el mundo
sin
opacas barricadas
ni
cordones policiales
abarrotando
la entrada
al
teatro del absurdo
que
se vio aquella mañana
en
que Mariano Rajoy
apostó
por la escapada
y
fue para casi todos
solo
un moñaco de plasma.
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