Penacho de carnaval sin rostro. Un invierno quebrado por la ausencia verdadera del frío, que viene a capazadas inhóspitas y breves, con aire huracanado y marejada súbita, con nieve que parece la de antaño, pero a la que sucede un rápido deshielo ¿Año de nieves? ¿Año de bienes? ¿Quién cree ya en refranes cuando ya casi han muerto casi todos los que los pudieron creer a pies juntillas? Me molesta cada vez más profundamente quien niega lo evidente y además se burla y lo proclama con insultante sorna y prepotencia. Ya pronto será tarde al ritmo que llevamos para que nada cambie y todo cambie irremisiblemente.

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