Son muchas las pelotas que se van quedando ancladas en las orillas de Mediano. Algunas son pelotas de plástico infantiles con personajes de Disney. Van perdiendo su forma esférica y se deforman a medida que se desinflan y se cubren de barro
También se encuentran pelotas de infancias más lejanas que imitaban los hexágonos de los balones de reglamento, demasiado caros para muchos bolsillos y demasiado duros para las espinillas de los más pequeños.
Sin duda los balones de fútbol muestran con su abundancia, la preferencia por un juego que está en todas partes, que una gran mayoría de la sociedad sigue con pasión a veces desmedida. Parece más raro, pero también los balones de cuero acaban anclados entre los restos de vegetación y se van descomponiendo hasta hacerse casi irreconocibles
También se ve alguna pelota de frontenis. Quizá proviene de Labuerda, Escalona, Boltaña, Fiscal, quien sabe.
Un juego tan popular, más allá de la cercana frontera que nos separa de Francia, la petanca, también tiene su representación en esta galería de objetos perdidos y abandonados.
Las pelotas de ping-pong, casi se cuelan a través de las grietas que se abren en el barro
Esta bola de plástico macizo parece un representación de nuestro propio planeta azul, semienterrado en el lodo.
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