Mansilla, en el valle del río Najerilla, en la Rioja, otro caso trágico de pueblos engañados que quedaron bajo el agua y que afloran cada tanto, cada vez más barro, cada vez más desechos. Sin embargo aún quedan paredes que se resisten a caer.

El olmo de la imagen, La Olma, era un ejemplar de dicho árbol que, como tantos otros, murió por la enfermedad de la grafiosis. Los que la conocimos y disfrutamos, los que estuvimos albergados bajo su sombra, llegamos a amarlo como a un personaje más de un lugar diminuto, llamado Riocavado de la Sierra.
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