Torre Valentina, al final de la playa de San Antoni de Calonge.
Tras dejar atrás la torre Valentina hay una serie de pequeñas calas, como cala dels Capellans, cala de la roca dels Musclos, Cala Gran, cala de l´Embarcador, cala des Corbs, cala Rocosa, la Vermella, llegando así a Roques Planes , una serie de rocas que se adentran en el mar y tras ellas nuevas calas, estas ya con arena, como la de roques Planes, la primera de ellas con arena cala de la Roca del Paller, la Banyera, cala dels Esculls y cala del Forn. Después accedemos a playas un poco más grandes como cala Can Cristos o Playa de ses Torretes
. Pasamos luego otra zona rocosa, desde Cap de Penyes Blanques hasta Cap Roig, tras el que encontramos las playas de Sant Jordi, de Belladona, cala dels Canyers, cala del Pi. El camino de ronda en este tramo sigue en paralelo de forma fiel el trazado de las rocas y las playas, de forma agradable y suave.
Cala de la Roca del Paller
Un gran barco de viajeros camino del `puerto de Palamós.
Vista de Palamós desde el sur
Playas entre Palamós y Playa de Aro. Playa de Sant Jordi. Al fondo Playa de Aro
Playa de la Belladona, con sus largas escaleras de acceso.
Cormoranes sobre las rocas, junto a la cala dels Canyers.
Junto a cala els Canyers
Cala del Pi, con playa d´Aro al fondo
Playa de sa Cova
LOS CABALLITOS Solo una vez al año, por septiembre, cuando aún jugábamos todos los días en la calle hasta hacerse de noche, llegaba el tiovivo, el único que adornaba la pequeña feria de barracas que durante tres días animaba la esquina entre la carretera, la Florida y los Soportales. Junto a él, la churrería de Lorenzo, donde supe por primera vez a qué sabían los churros. Me gustaba aplastarlos en el azúcar del fondo para endulzarlos. No eran muchos y por eso los degustaba despacio, mientras miraba dar vuelta al tiovivo de los caballitos. Así llamamos en adelante a todas las ferias, fuera grande o pequeña, los caballitos. Entonces todos eran caballos de madera fijados a una barra, subiendo y bajando. No había ambulancias, ni coches de bomberos o de carreras, motos o aviones. Eran caballos blancos, negros, tordos, pintados con colores brillantes y llamativos que se reflejaban en los fragmentos de espejos colocados como mosiacos, multiplicando las imágenes, las...
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