Siguiendo con la fiesta de los trucos, he de decir que lo de menos es comprender o simplemente entender el por qué de la misma. Simplemente se disfruta y se vive. Para mí está claro que su origen es ancestral, anterior quizá a cualquier forma de religión organizada, pero lo más importante es ese dejarse arrastrar por el sonido de los trucos, el calor del gentío que los toca al unísono, la noche de cuyo frío te acabas olvidando, las calles de los pueblos con sus luces y sombras, la alegría reflejada por unas horas en las caras de niños y adultos... El cielo estrellado sobre este valle, que siempre que lo miro en completa oscuridad, me conmueve.
Merece la pena disfrutarlo, al menos una vez, os lo aseguro.
Merece la pena disfrutarlo, al menos una vez, os lo aseguro.
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