CARDIOPATÍA
Corazón nada has de añorar
en esta isla lejana.
Corazón nada hasta la playa
Amigos míos, si me permitís saldremos a la calle a observar como la rueda de la fortuna trata a ese músculo vital que es el corazón.
Es ingobernable se dice, cuando nos decidimos a vivir una pasión, la que sea.
Pero ¿cuantas pasiones se cruzan en los pasos de cebra, en los andenes, en los grandes mercados y plazas?
Son innumerables.
Van y vienen.
Y a veces chocan o se interfieren entre sí.
Y si salimos a la carretera o a los cinturones, se cruzan además a toda leche, salvo en el ir y venir al trabajo y en los grandes atascos de los puentes.
La lentitud del tráfico y la exasperación por llegar, dispara nuestra adrenalina.
Allí se juntan los que salen y entran, los que van y vienen, los que no pueden dejar de salir ni siquiera en domingo y los despistados que cruzan en tránsito.
El maremagno habitual e irremediable.
Y cuando nos preguntan, respondemos:
¿Yo? ¿Del corazón? nada.
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