Lo que no sale en los medios, no existe.
Seguramente la estupidez aparece con el hombre mismo y se ha heredado, desde entonces, como se hereda el castaño del pelo o el color de los ojos. Es algo inofensivo, si quien la ejerce es socialmente reconocido como estúpido y no nace en el seno de una familia, que por su relevancia social o su poder económico, puede arropar ese detalle y enmascararlo con visos de inteligencia, aunque resulte caro el disfraz.
Cuando la estupidez se manifiesta en familias con grandes ambiciones políticas o de negocios, la cosa cambia radicalmente, hasta el punto en que ni siquiera es necesario demostrar una inteligencia exquisita para llegar a ser presidente, al igual que la herencia de los imperios y monarquías ofrecía ejemplares curiosos.
La diferencia es que hoy la dignidad de máximo mandatario se adquiere por consenso general a través de las urnas.
Estos últimos años hay ejemplos de elevación hasta lo más alto del poder de personajes con características dudosas en su comportamiento o en su forma de entender la democracia.
George Bush, hijo de un expresidente, petrolero, fue además gobernador de Tejas, estado en el que durante su mandato se cumplieron un buen número de sentencias de muerte.
Dejando aparte lo fraudulento de su elección ¿Qué pudo decidir a los electores a proyectarle con sus votos hacia la Casa Blanca?
¿Su actitud decidida a la hora de firmar sentencias de muerte?
¿Su ineptitud como empresario, varias veces probada?
¿Su carisma de hombre de pocas palabras?
¿Sus extensos conocimientos geopolíticos?
¿Su falta demostrada de tacto?
¿Su compromiso y vinculación con las grandes corporaciones empresariales?
¿O tal vez fue la misma desidia electoral a la que contribuyen dos opciones que cada día son más la misma?
Silvio Berlusconi, hasta conseguir ser conocido como presidente, se dio a conocer como empresario poco ortodoxo y visitador impenitente de tribunales, a los que era convocado por su particular forma de entender los negocios. Siempre estuvo a punto de ser procesado, pero no sólo se libró de que le fuera aplicada la justicia, sino que fue elegido primer ministro de Italia
¿Es una cualidad meritoria la de eludir a la justicia, además de denigrarla, como hace Berlusconi?
¿Están encantados los italianos con un presidente que ha intentado monopolizar los medios de comunicación y acallar todas las críticas contra su más que dudoso proceder? ¿Se han guiado los italianos por las ideas expresadas contra la inmigración ilegal, sobre la que llegó a hacer bromas macabras y de muy mal gusto?
Si Bush y Berlusconi arrojan serias dudas sobre su comportamiento, hay un tercer mandatario, que forma con ellos una tríada, debido sobre todo a su talante y su comportamiento político.
Don José María Aznar llegó al poder sin la fama de ignorante que precedía a Bush, ni la de corrupto que acompañaba y sigue acompañando a Berlusconi. Ha llegado a gobernar con mayoría absoluta y a partir de ahí se ha destapado de manera clara su adscripción a la derecha mas rancia y autoritaria de este país.
En asuntos internos ha contado con el apoyo inestimable de actores impagables como:
Arias Cañete (mister”paseo militar”), quien soltó la lengua de forma obscena al mencionar el trasvase del Ebro y empleando un lenguaje abiertamente fascista.
Mariano Rajoy, hoy convertido en el delfín único de Aznar, el heredero, dejó para la posteridad su famosa comparación de la densa fuga de fuel con “hililloss de plasstilina” intentando justificar ante sus paisanos lo injustificable y convirtiendo la catástrofe en puro juego de manualidades infantiles.
El señor Alvarez Cascos (Coordinador y responsable de “desaguisados públicos”) acumula desastres a los que resta importancia y jamás son producto de la incompetencia o la imprevisión, todo lo más sabotajes con los que la naturaleza, o la oposición, intentan desacreditar su firme trayectoria política, además de distraerle de sus aficiones cinegéticas, para las que al parecer sí está dotado.
Salió indemne del escándalo del Prestige y pudo, más tarde, protagonizar el culebrón del AVE, aún no concluido...
Podía seguir la lista atendiendo a los responsables de medio ambiente (pues se halla demediado más bien), que ha sufrido y sigue sufriendo este país. Parecen elegidos más para acabar con él que para protegerlo.
El Plan Hidrológico sería la puntilla si llegan a salirse con la suya.
Dicho pronto y mal “aquí ni dios dimite”, nadie es responsable, ni siquiera de sus palabras.
Pero estábamos hablando del líder, del protector de los arriba mencionados.
Todos están arropados por él, quien, desde luego, no pide responsabilidades por las decisiones equivocadas, pues son hombres de su confianza y él, menos que nadie, nunca se equivoca.
De todos es sabida su aversión a la falta de adhesión (como les gusta decir) a la Constitución, que ahora enarbola como si se tratase de la Biblia, ante los anatemas y “peligros” del nacionalismo vasco y catalán.
Su apego a las medias verdades y a las mentiras le ha llevado a asumir el control de los medios de comunicación públicos y a hacer callar de forma fulminante a aquellos que no le son “leales” o le persiguen micrófono en mano para hacerle preguntas “hostiles” a las que nunca contesta, a la par que lanza miradas fulminantes a los entrevistadores.
Este es el resumen de su relación con “Caiga Quien Caiga”, programa de tele 5 cuya desaparición, al parecer, fue un favor personal de su amigo Berlusconi, socio mayoritario de dicho medio televisivo.
Los ejemplos del uso sesgado y fraudulento de los medios son abundantes.
Informaciones sobre huelgas, sobre el “Prestige” (han conseguido que no se investigue el asunto desde la UE), sobre la guerra de Irak y el caso del periodista asesinado José Couso, el accidente de aviación en el que perecieron 62 militares españoles, sobre el cual Federico Trillo está empeñedo en mantener la desinformación y el oscurantismo, incluso con las familias de las víctimas que tienen mas derecho que nadie a saber la verdad.
También ha sido su apuesta personal la adhesión inquebrantable a George Bush y su arriesgada aventura en la guerra irakí y en la posguerra. De entrada, seguir ciegamente al presidente de EEUU y su equipo, apoyándoles en su belicismo a ultranza, parece mas la postura del que quiere estar al lado del más fuerte, que una decisión meditada, basada en la cordura y sobre todo en el consenso.
La última resolución del Consejo de Seguridad le da alas para pensar que, definitivamente, la Historia le da la razón, cuando en realidad se trata de un pobre parche para no ahondar más las diferencias que la cuestión de Irak ha abierto entre los países del mundo.
¿Qué llevó a Aznar a alinearse con Estados Unidos e Inglaterra sin consultar con nadie?
¿La familiaridad que da pasar unos días con la familia “Bleer” o llegar a poner los pies sobre la mesa de “Yoorges”?
¿Pasar a la historia por las fotos que se hizo con ellos en las Azores y que sea imposible que su imagen no forme parte de la memoria gráfica planetaria?
¿Su aversión obsesiva al terrorismo que le lleva a decir que en ese fenómeno no hay matices posibles?
¿La coincidencia cada vez más palpable con Bush en la idea de que quien no está conmigo está contra mí?
¿El placer de ser homenajeado con medallas made in USA por su fidelidad canina al imperio?
En internet aparece una foto de “Yoorges”.
En ella, flanqueado por dos uniformados, Bush mira con aparente sumo interés a través de unos enormes prismáticos.
Jamás he visto hombre cuyos gestos se repitan tan invariablemente como en él.
Su acartonada forma de ofrecer la mano, sin despegar el culo de ese sillón burgués.
Con el mismo calor en la mirada de un arenque, pescado hace tres días.
Esboza una sonrisa de labios apretados, enigmática y sosa, lejos, por otra parte, de las continuas muecas de su íntimo amigo Jose Mari a quien le une una “amistad de colegas de bodega”, a pesar de que Yoorges sea un abstemio converso.
Desde que le dejó poner los pies encima de la mesa, una intensa ola de afinidad y buen rollito invadió el ego de Jose Mari, quien se sintió aupado como socio al círculo exclusivo de los vaqueros que comulgan con las ruedas de molino que el jefe hace rodar, cada vez que su escaso lenguaje se hace oír en los foros mundiales o nacionales
En la foto en cuestión a pesar de la atención que presta, el buen Yoorges se ha olvidado de quitar la funda que inutiliza la visión a través de las lentes y lo que ve es la nada, el negro más absoluto.
Tal vez solo sea una metáfora de la más absoluta ceguera con la que intenta llevar los asuntos del globo.
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