DERECHO A VOTO
Damos un cheque en blanco
a flamantes amigos de banqueros
que dictan en la sombra y compran voluntades.
Esconden los desfalcos.
Cobran por respirar.
Exigen moderar los salarios,
hacer flexibles los despidos,
apretarse el cinturón ajeno,
jubilarse más tarde,
cuando ya no hay resuello,
(ellos siempre trabajan para desgracia nuestra).
A escala planetaria se inventan organismos paralelos
a los que no les sirven o no les son serviles.
Femeí, banco mundial, ge ocho u oemecé.
Son los clubes exclusivos al margen de la ley.
Ellos la inventan la esconden, la retuercen, la manipulan y la tergiversan.
Exigen austeridad absoluta a los absolutamente pobres.
Apelan a la ley si se reclaman medicinas contra el sida.
Retrasan de continuo los asuntos del hambre y la miseria,
reunidos al calor de alfombras persas, bajo arañas doradas y rígidos soldados como estatuas.
Allí miramos todos, hasta los que no miran por ciegos u olvidados
Los socios, como viejos amigos, sonríen hacia el palco,
pues la guerra es una fruslería,
salvados los acuerdos económicos,
las cuotas de mercado la biotecnología y los transgénicos,
el petróleo y el gas, los negocios del agua y el cemento,
pingües reconstrucciones, las crisis de las bolsas,
juicios por corrupciones, las sacrosantas privatizaciones,
los barcos que se hunden entre negras mareas,
aviones que se caen y nos salen muy caros de lo puro baratos, l
os trenes del futuro que, al parecer, no llega.
Los de siempre se salen de las vías o chocan por azares de un pasado siempre junto a nosotros, como un reptil que hiberna y nos recuerda que la infamia no es cosa de otro tiempo, que vive entre nosotros con descaro
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