JÁNOVAS
(Hiroshima, mon amour)
Hay balas de fogueo en la tierra de nadie,
agujeros oscuros en las blancas paredes.
Se estremeció la cal al aguacero
y acabó consumida por fuego de fusiles,
jugando a hacer la guerra,
donde ya no hay lugar para los niños.
Parajes, que en nada se asemejan
al seco Castellar o las Bardenas,
a las puertas de Ordesa,
a tiro de piedra de los quebrantahuesos.
Qué país de milicos y sueños agostados,
bajo el peso rotundo de los alumbradores
de fincas como patrias,
de patrias que son fincas
aunque haya democracia
y el bienestar anude una mordaza
en torno a nuestros labios.
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