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miércoles, 12 de septiembre de 2018

ARQUEOLOGÍA DEL CAPITALISMO 10

Hay objetos utilitarios de épocas, materiales  y usos muy diferentes. Algunos, por su peso y volumen se quedan en el último sitio en el que se dejaron de usar y allí permanecen.
 
 
 
Estas puertas, tal vez de viejas cuadras ya desaparecidas, antes de acabar a la orilla del pantano (donde no permanecerán por mucho tiempo), estuvieron en un derrumbadero, en algún pequeño pueblo de Sobrarbe, hasta llegar al río y por fin, arrastrados por alguna riada, se quedaron enredados entre los árboles y la maleza del pantano

 
 
 Una vieja cocina de hierro deformada y oxidada. ¿Durante cuanto tiempo calentó los inviernos de alguna casa, hoy abandonada?


El espejo refleja un pedacito de cielo y restos de zarzas que ha dejado el viento.

 
¿Cómo ha podido llegar hasta aquí semejante objeto? Quizá se han tomado la molestia de plegarlo para ocupar menos espacio o disimular algo su contundente presencia.



Hace falta algo más que una riada para que esta señal de tráfico acabe en plena corriente. Los humanos somos así de zotes. Una manera bastante burda de esconder un choque de un automóvil contra un obstáculo inesperado, por ir más ciego de la cuenta, por ejemplo.
 
Lo de los conos es otro cantar. Este no es el único que veo, ya que pesan menos y es fácil transportarlos.
 
 
 
 

 
 Un aspirador Tornado, de los años setenta u ochenta, quien sabe. Toda una modernidad en una zona a la que tan tarde llegó la luz en muchos casos.
 
Ya es difícil discernir si se trata de una bicicleta de montaña o de un viejo ciclomotor. Esta claro que dejó de ser útil de manera traumática. Le cayo encima algo muy voluminoso y pesado o se lo llevó por delante algún vehículo. Ahora se va confundiendo con el barro, hasta acabar enterrad@.

 
Nada más particular que una cuchara. Resulta difícil descubrirla, tan rota como las piedras.

 
Es común encontrarse con objetos como este. Aunque no se su nombre, siempre se relaciona con los postes eléctricos de madera, en los que estaban posados como pájaros de loza blanca o verde oscuro de cristal. Hoy, apenas se ven, sustituidos por torres de metal, aunque los pájaros se siguen posando en sus cables como siempre lo han hecho.


 
 Un extraño caparazón de  tortuga roja.

 
Es lo único que queda de aquella bicicleta que trajeron de Francia hace ya mucho tiempo.


 

Otra muestra de cafrerío, la parte superior de un contenedor amarillo yace sobre un lecho de troncos muertos de árboles. ¿Será que la educación es el problema?


No se ven apenas, pero también aparecen

 
La pata carcomida de un mueble desguazado


También parce difícil adivinar como han llegado hasta aquí estos depósitos de agua, que no son precisamente un peso ligero
 
 

Uno de los objetos que se debería saber donde ubicar una vez utilizado, sin embrago también está aquí, entre los restos que emporcan la ribera.