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viernes, 21 de agosto de 2015

El estadio Olímpico de Montjuich
La campana con los anillos olímpicos grabados

El Museo Nacional de Arte de Cataluña

La torre de comunicaciones de Montjuich y la cúpula del Palau Sant Jordi.
Otra vista, en este caso de L´Hospitalet de Llobregat
Las famosas concertinas rodeando la zona de contenedores del gran puerto de Barcelona, a cuya orilla vuelvo tras un largo trayecto caminando. Es uno de los simbolos de la globalización económica y de como se preservan las mercancías con fuertes medidas de seguridad contra los ladrones. Al hilo de esta visión, escribí estas reflexiones:



Yo creo que la incomodidad en ciertas dosis es algo necesario para estar preparado, por si las cosas en un futuro no son tan boyantes. Lo digo a pesar de que me gustan los buenos vinos y las buenas comidas. No digo que haya que sufrir, pero si no acomodarse siempre y demasiado a lo más fácil y llevadero. ¡A saber con qué tendrán que apechugar nuestros hijos si no tienen suerte, además de estar tan bien preparados como lo están. Cuando nuestros abuelos o padres nos recordaban los malos tiempos, siempre nos servía de acicate para no dejar nada en el plato, comerse hasta el último trozo de pan o ser un poco más frugales.No sé que pasará hoy, cuando para muchos se plantea la situación contraria, el paso de la abundancia a la escasez, de la posibilidad de disponer de muchas cosas a tener que privarse de ellas. Está claro que si el hombre, como especie, sigue existiendo es porque ha sabido estar a las duras y a las maduras ¿Pero cuán duras han de ponerse las circunstancias para qued la desazón no se convierta en revuelta o revolución? Esta palabra está tan en desuso por estos lares que ya jamás se menciona si no es con condescendencia, desprecio o de formas peores.
Lo más “revolucionario” hoy en día es el neoliberalismo porque está experimentando con el aguante de los seres humanos hasta límites insospechados. Está intentando introducir en sociedades que llevan dos siglos de avances continuos (A veces trágicamente interrumpidos) la regresión a situaciones muy pretéritas. Utilizan además un modelo ensayado con éxito para los inductores del experimento pero de consecuencias desastrosas para los países que sirvieron de conejillos de Indias. Es un modelo de economía en el que la educación, la sanidad y el bienestar de la mayoría de la población se supedita al pago de una deuda contraída oficialmente por el país, pero de la que han sido beneficiarios tan solo unos pocos oligarcas, banqueros, políticos…
Estamos en el punto en que mucha gente sabe (en buena medida) lo que está pasando. Echan la culpa a banqueros con nombres y apellidos. Saben que parte de ellos se han enriquecido, mientras su dinero, el dinero de todos se volatilizaba y desaparecía sin la más mínima explicación.
Si la justicia no alcanza a que todo el peso de la ley caiga sobre esos delincuentes y ese pilar básico de la democracia se muestra inoperante y vacío¿ Qué harán los arruinados? ¿Qué harán los jubilados que pagan más por sus medicinas y cobran menos por su pensión? ón?  Los parados de larga duración que ya no perciben la ayuda del paro? ¿ Los trabajadores públicos que a duras penas podrán seguir llegando indemnes a fin de mes? ¿Seguiremos despotricando solo en convenciones de bar y poco más, o nos echaremos a la calle de una vez por todas para oponernos a ser las únicas víctimas de este perverso montaje que quiere resucitar la esclavitud a bajo coste?



Un alto en el largo y pesado camino de rodear el puerto de Barcelona y los polígonos industriales que lo circundan.

El río Llobregat, a su paso por el Prat de Llobregat.
Un pequeño respiro, antes de llegar a los aledaños del aeropuerto del Prat
Cada menos de un minuto aterriza un avión y yo los veo pasar sobre mí, con su ruido ensordecedor.








Una masía abandonada. No me extraña lo más mínimo. Vaya lugar para vivir.
A la otra parte de la valla, la terminal del aeropuerto del Prat

A punto de aterrizar otro avión casi se me escapa del enfoque.

Cartel aclaratorio por si no fuera suficiente con la doble valla.




Vista del puerto de Barcelona en la zona de embarque de los ferrys de la empresa Grimaldi.
Vista panorámica del puerto de Barcelona, en primer término la autopista que impide el tránsito de viandantes, por lo que no me queda otra que subir hacia Montjuich.

Cabaña improvisada que da cobijo a uno de los muchos vagabundos que pululan por el centro de Barcelona todos los días. Al parecer ha madrugado bastante porque cuando tomo la foto está vacía.
Debo cejar en mi intento por ir lo más pegado posible al puerto, ya que me encuentro con unos cortados difíciles de pasar. Por ello he de dar media vuelta y subir hacia los jardines de Miramar.
Una vista de Barcelona desde ls jardines de Miramar

El monumento a Colón visto desde los jardines de Miramar
Una de las estatuas que hay en el parque Miramar.


Varias vistas de Barcelona desde el mirador de los jardines de Miramar




Despues de gozar de las vistas del Mirador, tomo la larga avenida de Miramar
Fundación Joan Miró                                                                                                                                                                       
Un patio interior de un antiguo edificio , en el casco viejo barcelonés, a la luz de la mañana
Las calles casi desiertas son ideales para pasear.
Otra calle de la Barcelona antigua.

Este hombre no es la primera vez que viene a soltar su discurso frente al ayuntamiento de Barcelona. No se si al final le habrán hacho caso.

Camino del puerto, me despido de Barcelona y de sus calles.


Las Ramblas por la mañana, casi vacías.

El edificio de la aduana, en el Puerto Viejo de Barcelona.
Los viejos y los nuevos edificios de Barcelona.
Vegetación exuberante en la subida hacia Montjuich