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domingo, 5 de julio de 2015

El color de las rocas antes de la Badía de Tamariu se haced más blanquecino amarillento. La costa sigue siendo recortada, pero permite al paseante solitario incursiones en lugares solitarios en los que darse un baño reparador. Nos dice Pla en su obra sobre la Costa Brava que Tamariu era un paraiso en el que había una barraca denominada "la Botiga", pero se transformó con gran rapidez. Muy cerca de Llafranc, Tamariu es un pequeñísimo y encantador pueblo con una de las playas con más tranquilidad del Empordà. Los rincones a orillas del mar de Tamariu están llenos de encanto. Los más exigentes de la Costa Brava siempre han tenido una predilección especial por Tamariu. Tamariu tiene una playa de arena granulada, en ambos lados de la playa principal podemos encontrar otras pequeñas calas, dónde disfrutar del sol y del mar. En la parte norte de la playa se encuentran calas muy bonitas como Aigua Dolça y Aigua Xelida, y siguiendo las rocas te encuentras con otra cala preciosa como Sa Rubia Antiguo asentamiento de pescadores, en el que guardaban las barcas y aparejos de pesca. Posteriorment, a principios de siglo XX, se contruyen las primeras casas y poco más tarde llegan los primeros veraneantes. En los años 60 existía un local nocturno, La Raqueta, en el que actuaron, entre otros, la Chunga, Carmen Amaya y Joan Manuel Serrat. Actualmente su actividad es básicamente turística. De Tamariu dice Josep Pla refiriéndose a su playa: Esta curva es tan dulce, tan sintética, lineal y esquemática, tan desprovista de empaque y de formas inútiles que su paisaje ha sido comparado a una pintura china. El garbí cuando sopla arrastra con su humedad el perfume de la resina de los frondosos pinares. Lord Islingston fue un gran señor inglés que decidió acudir en invierno a habitar la costa Brava. Añade Pla que “hay en invierno días de calma, de un sol tan tibio, de un cielo tan sosegado, de un aire tan suave que no tiene rival”. Es algo que yo no he podido experimentar lógicamente. El nombre de Tamariu proviene de los tamarindos que crecen en los bordes de la riera que desemboca en la playa. En las siguientes fotos aparecen rocas y pinares, mezclados con chalets, al norte de la badía de Tamariu. Luego aparece la propia badía de Tamariu con su playa bastante concurrida en esta ápoca de julio. Nuevamente los senderos se extienden por parajes agrestes, toboganes, sube y bajas que parecen alejados de la civilización cercana. Nuevamente experimento la sensación agradable de estar solo.