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martes, 11 de agosto de 2015

14 de julio de 2012 Hoy hace un año que comencé la andadura de la Costa Brava. Aquel día había comprado un pequeño libro en la estación de Sants sobre los caminos del exilio y los senderos que partían de Port Bou hacia Francia. Su lectura me hacía evocar aquel éxodo, mientras `pensaba en el triste destino de Walter Benjamin, que se suicidó al tener la fatal certeza de que sería entregado a la Gestapo por las autoridades españolas. La visita a su tumba es algo que dejé pendiente para otro viaje. Esta parte de la costa que me toca recorrer ahora no tiene ya nada que ver con la abrupta orografía del norte de Gerona. La misma Blanes ya no me resulta tan bella en gran parte de su extensión comparada con los lugares que ya he dejado atrás. El entorno de la estación y la zona industrial es inhóspito, sucio y, al recorrerlo, me hace sentir las ganas de salir cuanto antes de allí. Me produce la misma sensación que cualquier extrarradio de ciudad grande e industrial. A partir de Blanes comienza la sucesión interminable de playas que apenas se ven interrumpidas por breves escolleras de grandes piedras irregulares. Quedan atrás las playas de arena más fina y en las de Malgrat de Mar, santa Susana, Pineda del Mar y Calella, la arena se mezcla con piedras pequeñas que hacen el andar más dificultoso y molesto. También porque llevo un pantalón de tela y no quiero que se me moje demasiado con el agua de mar. Sin duda, se anda mejor donde hay un poco de agua y baten las olas de continuo. A partir de mañana (14 de julio) así lo haré. Intuyo que en esta parte de recorrido haré más fotos de arquitectura que de paisaje, al menos hasta llegar a las playas de Tarragona, porque las del Maresme son un tanto monótonas, sin roquedos, sin pinares asimétricos batidos por el viento. Solo los puertos rompen un tanto la interminable sucesión de arenales. También aquí aparecen los campings ocupados por guiris, con salida a la playa, y que, a veces, paracen un coto semiprivado, reservado exclusivamente a los clientes.
Las playas de Blanes hacia el sur, muy largas y llanas.
Al fondo las últimas estribaciones de la Costa Brava
Algunos tramos de playa, apenas tienen anchura entre el agua y las escolleras.
Los campings a pie de playa se extienden entre Blanes y Malgrat. Después del puerto de Blanes, comienza la primera playa que se extiende hasta Punta sa Palomera. Allí comienza la larga playa de S´Abanell. Junto a ella hay instalados un gran número de campings. Más de una docena de ellos se extienden entre esta y la siguiente playa del Camí de la Pomereda, hasta llegar a Malgrat de Mar
En algunos tramos de playa se mezclan las piedras con la arena, lo que dificulta el andar descalzo. Al fondo ya se ve Malgrat de Mar. En Malgrat de mar la primera playa que encontramos es la que lleva el nombre de la localidad, Desde allí en adelante, durante bastantes kilómetros las playas van en paralelo con la línea de ferrocarril, que separa el mar de las zonas habitadas y hace que el paisaje sea un poco menos idílico. A la playa de Malgrat le sucede la dels Pins, muy larga y con varios campings en su flanco interior.
Las playas que se suceden sin separación unas de otras van variando su anchura y a medida que el día avanza se van llenando de bañistas. Malgrat de Mar Es el último municipio de la comarca del Maresme hacia el norte. Tiene unos siete quilómetros de playa y una gran cantidad de plazas hoteleras y de campings. La iglesia de su centro histórico es conocida como la catedral de la costa por sus dimensiones y conserva edificios de época medieval y de estilo modernista. Podemos visitar en Malgrat el parque de Can Campassol, antiguo jardín de la casa natal de Zenobia Camprubí, esposa de Juan Ramón Jiménez. En 1958 tenía apenas una población de unos 3.500 habitantes, mientras que en 2006 su población era de 19.923 habitantes al 1 de enero. Malgrat de Mar nace entre los siglos XIII y XIV como una pequeña aldea y se la conoce entonces como Vilanova de Palafolls. El modernismo en Malgrat de Mar también dejó huella. Tiene una serie de edificios de interés. En su economía tuvieron cierto peso la industria del lino y la huerta y hoy sin duda el turismo es lo principal.
Historia Podríamos decir que el castillo de Palafolls -que dominaba antiguamente el camino de Barcelona a Girona desde un emplazamiento muy estratégico- es posiblemente uno de los factores históricos de Malgrat más importante. Hasta el siglo XIII, Malgrat se llamaba Vilanova de Palafolls debido a que surgía de una torre de defensa de Palafolls. El barrio histórico se encuentra cerca de la costa con la iglesia de Sant Nicolau de Bari o Catedral de la Costa (s.XVI). También está el hospital Vell (s.XV) y el antiguo edificio de 'La Malgretense', la cooperativa. Algunos edificios modernistas también engalanan el territorio juntamente con las tres ermitas -Sant Ramon, Sant Ponç, y Santa Rita- y las torres de vigilancia -del Molí,d´en Xirau . El topónimo de Malgrat parte de la guerra entre Aragón y Francia, cuando Palafolls tomó protagonismo y el castillo se utilizaba para prisioneros. Cuentan que los rehenes, vivían de 'mala gana' su situación, de 'mal grat'. Y de aquí el nombre.
En la playa de Malgrat encontramos un turismo eminentemente nacional Tradicionalmente la población se ha dedicado a la agricultura, a la que se le unirá un significativo comercio marítimo. En el siglo XIX, con el proceso de industrialización, la localidad adquiere un fuerte peso industrial centrado principalmente en el lino. Con el siglo XX llega el turismo, que aunque se convertirá en un sector fundamental para la economía no en la medida de otras zonas costeras de Cataluña. El turismo se concentra principalmente en la franja litoral, su mayor atractivo son sus extensas playas. Edificios de interés: El castillo de Malgrat, la Torre de Ca l'Arnau, edificio de estilo modernista que fue levantado en el año 1914, es sede de la Escuela de Música. Edificio de la Cooperativa, antigua casa señorial de finales del siglo XVI. A lo largo de su historia fue utilizado para diferentes funciones, hospital de sangre, casino y cooperativa obrera y hoy en día es sede de la Biblioteca Pública. El Ayuntamiento es un edificio modernista de principios del siglo XX. El edificio de las viejas pescaderías construido a finales del siglo XIX. En sus orígenes fue el lugar donde se vendían las carnes y pescados de la zona. En su interior conserva las piedras donde se exponía el pescado para su venta. Iglesia de Sant Nicolau. Es conocida como la Catedral de la Costa por sus grandes dimensiones. Fue levantada en el siglo XVI en el barrio histórico de Malgrat de Mar y reconstruida en el siglo XVIII. Parque de Can Campassol El Parque de Can Campassol es uno de los espacios verdes más grandes de la población, considerado el pulmón de Malgrat. Es conocido por albergar la casa de veraneo de Zenòbia Camprubí, esposa de Juan Ramón Jiménez, en donde pasó parte de su infancia. En todo el parque se pueden observar numerosos ejemplares de árboles de diferentes especies. Destaca en su interior una estatua dedicada a Zenòbia. La Pilona La Pilona es un pequeño islote de piedra situado enfrente del Paseo Marítimo. Es una plataforma artificial construida a principios del siglo XX que sirvió en sus orígenes como punto de embarque del hierro de las minas de Can Palomeres, que era transportado hasta la plataforma a través de unas torres metálicas y de varias vagonetas. Castillo de Palafolls El Castillo de Palafolls es una fortificación militar construida entre los siglos XII y XV para la defensa de todo el territorio. Está situado en la población de Palafolls, municipio perteneciente a Malgrat de Mar. Se encuentra rodeado de murallas y situado en lo alto de una colina desde donde se tienen unas vistas privilegiadas. Actualmente se encuentra en fase de restauración. Iglesia de Sant Genís de Palafolls La Iglesia de Sant Genís de Palafolls es un templo fortificado de origen románico, lugar de encuentro para los fieles. Fue restaurada en los siglos XV y XVI. Destaca a uno de los lados de su fachada una gran torre campanario de planta cuadrada
Tahití playa, en la playa de Santa Susana Algo que no habíamos encontrado hasta ahora de forma habitual, salvo en Rosas, Lloret y algunos casos aislados, son los grandes edificios complejos hoteleros, en los que se alojan verdaderas multitudes y que son la imagen que define los lugares más saturados de la costa mediterránea española. La playa del Pins continúa en la de Santa Sussana
Playa de santa Sussana
Un búnker en plena playa de santa Sussana.

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