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jueves, 28 de agosto de 2014

Subir a Monte Perdido siempre es algo para recordar. Yo lo he hecho con mis hijos 31 años después de la primera vez
 Lo que más he echado en falta ha sido un buen bastón o dos en los que apoyarme, sobre todo en el tramo final (para mi lo más duro de la ascensión). Sigo pensando que la mejor época para subir es el mes de septiembre.No vimos edelweis, pero había lirios silvestres, coronas de rey y otras muchas flores diferentes. Aparte de las omnipresentes marmotas y los sarrios, vimos algún armiño.
Por la fecha (16 de agosto), la subida parecía una romería, algo que se hace especialmente pesado en el final de la ascensión, cuando coinciden los que suben y los que bajan por los mismos senderos. Si vuelvo a subir lo haré, sin duda, en otras fechas.

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