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domingo, 29 de septiembre de 2013

La escuela de Jánovas, hoy el primer edificio de Jánovas en ser rehabilitado.


Despedida


Gaviotas solitarias
acuchillan el cielo
dejan caer veloces
sus cuerpos
hasta rozar el agua

El río y su destino
se cumplieron.

Atrás queda su beso
transparente, al país
destejado, sin molinos,
en lo más hondo
herido de pantanos.









Por inundar de agua las riberas,
y repoblar de pinos las laderas,
llegó la soledad para habitar
las heridas abiertas de las casas.

La rapiña se cebó en los dinteles,
los arcos, y el alma de madera.

Viento y lluvia hicieron el resto.

Veinte años resiste una familia
junto al esqueleto descarnado
de lo que fue su pueblo.

Espuma rezagada


De abandono y de tiempo, destripadas,
las pardinas escuchan el violento
y fragoso cauce renacido

Un rumor penetrante.

A su paso prendidos 
y atrapados  jirones
de otro tiempo
cual líquenes
sobre los olmos muertos.
En las torcidas lanzas
de las hayas.
En las rizadas copas
de los robles .
Los árboles ,
en su interior dormido,
guardan el pavoroso estruendo.

La dinamita que abatió los muros.

Se destrozó el solar,
el posible retorno a las riberas,
al esqueleto gris de los hogares.

Ganaron el vacío y el silencio,
el mercader y experto buhonero
en la lonja de vidas expectantes.


¡Qué pesada la carga de la tierra
cuando el rigor incierto no bendice
la sumisión que el hombre le regala!


Agua veloz, furiosa, de tormenta,
descarna las pendientes y barrancos,
hace aún mas hondas las gargantas,
anega los bancales y senderos
que vieron irse al cura y al maestro,
al médico y los jóvenes del pueblo.


Se llevaron consigo la esperanza
hasta que, casi, todos fueron a buscarla .


En busca  del mar


                                   ( A los que creen  en un Jánovas vivo)





Destellos





Sobre el gélido lecho
azul la luna se desliza
y lame sigilosa
la mortecina albura
de la cumbre .


Despierta en los torrentes
donde anida
un sinuoso reflejo plateado,
luciérnaga tenue
y duermevela
en el sueño
del águila nocturna .


Delatoras de vida
parpadean las luces
en el profundo valle,
el bosque vestido
de azabache
las engulle .
La eficacia de las máquinas es proverbial. Ya no queda un solo resto de la roca gemela, solo el hueco que dejó.

Al lado de la contundencia de la máquina, la fragilidad de un pueblo fantasma, hecho uno con el paisaje.

Una de las protagonistas principales en la desaparición de la roca hecha escombros que podemos contemplar cuando aún no se habían retirado sus restos. Esto se hizo en los años noventa para hacer ver que la obra de Jánovas aún tenían intención de hacerla, o al menos de seguir dando por el saco a las gentes de un territorio ya bastante castigado.

Vista del río Ara bajo el dintel de una máquina modernizadora y domadora de paisajes

En esta imagen se puede ver los camiones que ayudaron a que se construyese la ataguía que reventó a comienzos de 1997 y cómo ya se había hecho desaparecer la roca gemela de la que se ve y que formaba parte del conjunto de interés geológico, el cual quedo mermado irreparablemente ¿Como es posible que después de ese destrozo, las empresas eléctricas responsales (Iberduero, Iberdrola y demás) reclamasen una indemnización de varios miles de millones de pesetas en concepto de pérdidas. Eñ mundo al revés.

A pesar de las zarzas y los carteles de aviso, el ejército español utilizó durante mucho tiempo el caserío de Jánovas como campo de tiro y era habitual encontrar casquillos de plástico, de balas de fogueo en los alredededores de las casas y en sus paredes, agujeros provocados por los impactos de los proyectiles. La historia de Jánovas empezó desastrosamente, pero continuó de la misma forma durante mucho tiempo, algo vergonzoso en cualquier país que se diga civilizado

En esta otra foto se ve con mayor claridad.

La oposición a Jánovas se mantuvo en todo momento. Aquí se puede ver una pancarta colgada en el puente de Aínsa, el día de la bajada de las navatas de hace ya unos cuantos años.

Este imagen ya es cosa del pasado. Las ruinas de Mediano estuvieron a la vista de todo el mundo durante mucho tiempo, hasta que un día decidieron derruirlas del todo con el pretexto del peligro que suponían. Yo creo que más bien generaban conciencia del despropósito que supuso inundar pueblos con mucha vida para un fin económico, que aunque benefició al país por lo que supuso de modernización, lucró y enriqueció sobre tiodo a unos pocos, que siguen siendo igual de inmunes a la acción judicial y a la protesta ciudadana, como en tiempos pasados. Las empresas eleéctricas en este país siguen haciendo y deshaciendo a su antojo.

Mi interés por los pueblos abandonados ya viene desde hace mucho, cuando en la Rioja conocí los restos del pueblo de Mansilla, que habitualmente duermen bajo las aguas del pantano del mismo nombre, aguas arriba del río Najerilla. En todos los sitios cuecen habas. Por cierto que, en el pueblo nuevo, veraneó durante años, según tengo entendido, uno de los primeros tránsfugas de la política famoso, Se trata de Ramón Tamames, quien después de haber pertenecido al partido Comunista, acabó como militante del PP. Vaya carrerón por el túnel del tiempo y la casposidad.

Como en mucho lugeres de Sobrarbe, el cementerio es un sitio con las mejores vistas. Desde el de Jánovas se puede ver el Suerio, a la izquierda y a la derecha todo el ramal de alturas que separan el Valle de Vió de la Solana.

Tanto el cementerio como el pueblo entero estban invadidos `por las zarzas y había carteles para disuadir a la gente de que pasease por el pueblo.

Zarzas de varios metros de altas dificultaban el acceso a la iglesia de Jánovas, en la que años más tarde se rodarían escenas de la película "Guerreros", de Daniel Calparsoro, en 2002.

Por encima de las cabezas de estos alumnos se ven los restos de azulejos de una habitación, en una casa de Jánovas

Esta imagen puede darnos una idea de las casas que llegó a haber en Jánovas, que contaba con más de doscientos habitantes yera el pueblo con más vida de esa parte del valle del Ara.

Esta foto de Jánovas pronto cumplirá veinte años. Fue realizada en una acampada que hicimos varios profesores del IES Sobrarbe y unos cuarenta alumnos de varios pueblos del Sobrarbe. Aún había restos de la pasarela de cemento que daba acceso a la otra orilla del río, cercana al pueblo de Jánovas.