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sábado, 7 de diciembre de 2013

MIS QUERIDOS HUMORISTAS



En tiempos como estos, si no fuera por la existencia de los humoristas se haría más difícil soportarlo. Algunos llevan muchos años divirtiéndonos y siendo un soplo de aire fresco cuando todo parece estar corrompido o vendido. Personajes como el Roto o Forges, a los que algunos seguimos desde hace cuarenta años, no pierden sus ganas de estar al día para mostrarnos su particular y valiosísima visión de este mundo, tan absurdo a veces, que nos rodea. Remontándome en el tiempo ya son unas cuantas las revistas de humor que he conocido en este país, en varias de las cuales siempre estuvieron esos dos humoristas mencionados: La Codorniz, Por Favor, el Hermano Lobo y ya va para treinta y seis años del Jueves, la revista que sale los miércoles. Todo lo que la prensa no dice o por lo que pasa de puntillas, el Jueves lo saca en sus viñetas y no sin algún que otro sobresalto, como el que tuvo hace ya tiempo con la portada de los príncipes y las famosas ayudas a los nuevos nacimientos. Fue por el momento el último secuestro de una revista de humor, de los muchos que han tenido en su larga historia estas revistas. Aparte de la prensa escrita es de agradecer que gente como el Gran Wayoming en la televisión o Moncho Alpuente en otros medios también sigan en la brecha de denunciar lo que no es admisible, las tomaduras de pelo a los ciudadanos españoles, el servilismo de otros medios que son tan solo la voz de su amo, los abusos de poder…
Recojo algunos de las últimas viñetas del Roto que siguen teniendo ese aspecto surrealista y a veces un poco siniestro, de cuando firmaba como OPS. Aunque siempre es mejor verlos (cosa que recomiendo), la transcripción de alguno puede ser ilustrativa. Suele mostrar lo obvio de tal manera que cada día logra descubrirnos una verdad que casi todos los medios se encargan de ocultar.
“Durante años colgó sus cuadros en distintas galerías sin ningún éxito, solo cuando en un instante de lucidez se colgó a sí mismo, el mercado, por fin se fijó en él”.
“los delincuentes llegaban a las cárceles en mejores coches cada vez”
“Matar está mal visto, menos matar de hambre, curiosamente”
“Qué tengo” pregunta un enfermo a su médico. Y este le contesta “A mí no me pregunte, los diagnósticos los hace el gerente”
“La gente habla en A, pero piensa en B, hay mucha dislexia”
“Te vamos a bajar el sueldo”, le dice un empresario a su empleado “pero lo compensaremos con un aumento del complemento para antidepresivos”
“Es usted un ladrón y un sinvergüenza¡¡Le vamos a imponer una condecoración que se va a enterar” “Hombre yo…” responde el aludido
Hay que alentar a los jóvenes a salir del país, no sea que quieran cambiarlo”, dice un hombre sin rostro
“Los únicos depósitos plenamente garantizados son los de cadáveres”
Alguien hurgando en una papelera dice “a veces, con un poco de suerte, es posible encontrar algo de justicia en la basura”.
“Señores, facilitarle la vida a la gente es populismo, lo ortodoxo es amargársela”
Alguien, posiblemente un político dice: “Se podría hacer otra política pero la pagan peor”
Le dice un vigilante de un banco a otro: “Tú vigila que no entre ningún ladrón” “¿Y los que hay dentro?, le pregunta el otro. “ A esos ni tocarlos”
Un cartel que dice: Estamos desmodernizando España, perdonen las molestias.
“Obligados vivir a salto de mata, la población se echó al monte”
Y por último este: “El ministro de Educación ha suspendido en todo, pero esperemos que no tenga que repetir”.

SOBRE EL SENTIDO DEL HUMOR



La verdad que  me resulta difícil sacar el sentido del humor en estos tiempos y admiro a los que son capaces de hacerlo y aguantan el tipo cada semana e incluso cada día, haciendo chistes o dando la vuelta a todo lo que ocurre en este circo llamado España. En el mes que ha pasado desde la última máquina de escribir sería difícil recordar todas las mamarrachadas que han ido surgiendo. Los protagonistas, lo siento, son los mismos que tan entretenido me tienen últimamente y de los que me gustaría poder olvidarme o que como la roña, se fuesen con un buen lavado.
Ese personaje sobre el que hay unanimidad en su parecido al señor Burns, de la serie de los Simpsons, llamado Montoro, se suelta la melena y tras  soltar lindezas sobre la calidad del cine español para justificar los recortes al mismo y la asfixia del IVA, nos da lecciones de economía diciendo que los salarios no bajan sino que suben moderadamente y días después, tras conocerse su participación en una gran transacción de inmuebles, asegura que en nuestro país no hubo burbuja inmobiliaria. Su pose de chulo de barrio empieza a ser habitual, aunque en apariencia no tenga media hostia, como dirían sus colegas aprendices de macarras. Se disputa con Wert, personaje cercano a la familia Monster por su palidez y aspecto mortecino, lo de ser como un toro bravo que se crece con el castigo. Ambos podrían ser un dúo inimitable de payasos que no necesitarían de narices rojas, ni zapatones para hacer llorar al personal. Reír, seguramente nada, pero como la mucha risa también acaba en llanto, a ambos les puede parecer que sea esa su verdadera vocación y que el éxito (toda vez que se prohíben los escraches y el lanzamiento de tomates) les sonríe por su buen hacer y su gran valía como artistas de la pista.
Lo de que una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad es sin duda el mantra y la consigna que practican en bloque todos y cada uno de los miembros de nuestro gobierno cada vez más absoluto. Todo puede justificarse si los que tienen voz en los medios y los portavoces políticos se ponen de acuerdo en el tratamiento que hay que dar a las mentiras y qué es lo que hay que callar. Por ejemplo a la hora de quitar importancia a las huelgas y las protestas que se hacen en educación y sanidad. Tanto el gobierno como sus voceros se ponen siempre de acuerdo y rebajan las cifras, hasta el punto del ridículo, ya que al menos se necesitan tres recuentos diferentes para acabar por no saber nunca la verdad.  A esto se suele añadir la descalificación, poniéndose de acuerdo en decir que quien hace huelga lo hace tan solo por motivos salariales y porque les hacen trabajar más horas. Como además, quien lo dice sale en un escenario parecido al que elige el rey por Navidad para echar su discurso, alejado del mundanal ruido periodístico (pues nunca hay preguntas) es como si la televisión fuese un púlpito que se utiliza para dar la comunión a los que ya tragan ruedas de molino habitualmente, para que ya les quepa alguna más.
Parecen seguir, como leía en el Jueves hace unas semanas, que la estrategia a seguir es en boca de un Rajoy de viñeta:
1-“La gente es tonta y se traga cualquier mierda
2- Si se lo repetimos constantemente, se tragan cualquier mierda y además nos dan las gracias. Les ha funcionado con lo de “han vivido por encima de sus posibilidades”
3- Yendo a lo práctico, sigue diciendo Rajoy a sus oyentes, cada vez que digáis en público que la crisis se acaba, cobraréis una indemnización en diferido.
Yo añadiría que esto irá dirigido tanto a sus colegas de profesión como a los mal llamados periodistas de la caverna mediática.
Por supuesto a quien no sea capaz de mentir por pudor y opine en público que la crisis va para largo, será cuestión de hacerle callar, multándolo o metiéndole al trullo, hasta que se convenza de que estaba equivocado. La historieta del Jueves acaba, con una pareja que está comiendo y él la dice a ella:
-La crisis se acaba
Y ella le contesta
-          Pero Paco estamos comiendo rata
Y él, un convertido a la filosofía y el lenguaje dominante, practicado por el equipo de Rajoy en pleno, le contesta:
-No es rata, es proteína ecológica criada en libertad.
Como toque final de humor negro, negrísimo, el humorista recuerda que el autor de la frase sobre la mentira repetida que se convierte en verdad fue  Goebbels, el ministro de propaganda de Hitler. Quizá como justificación a esa práctica que tan buen resultado les da por el momento (por esa mayoría absoluta de la que gozan), nos dirán que es solo un rasgo de multiculturalidad, un trasvase enriquecedor de pensamiento filosófico intereuropeo.


( ROMANCE DEL RODILLO)


VUELVEN WERT Y COMPAÑÍA
A tan altas cotas llega
la ineptitud del ministro
que ya en Europa aseguran
ser basura lo que ha dicho
pues saben que al personaje
se le considera un “fistro”,
palabra aún no aceptada
que nos evoca a algún bicho
al que todos dan la espalda
como si fuera un vacilo,
salvo su jefe de filas
con un paternal estilo,
pues tiene que agradecerle
ser blanco de todo tiro
por decir tantas sandeces
y hacer tantos desatinos.
Les sirve de pararrayos
al resto de convecinos
que, aún con méritos sobrados
no le llegan ni al tobillo
en provocar “adhesiones”
por mandarlo quinto pino
y que al fin desaparezca
dicho con todo el cariño
¿ por qué no dimite ya?
¡Joer que plasta de tío¡.
No lo quiere ni su hermano
lo cual es definitivo
y una muestra fehaciente
de ser un caso perdido
pues además ¡que acongojo¡
se crece con el castigo.
Vaya descomunal plaga
que encima nos ha caído
por si no hubiera bastante
con el Martínez Camino.
Meapilas y Monseñor
unidos por el destino
de hacer que la religión
adquiera protagonismo
y vuelva a haber en la escuela
lecciones de catecismo
y no esa  Ciudadanía
que conduce al ateísmo
y a la crítica mendaz
contra el dios capitalismo
al que hay que preservar
de cualquier vil enemigo;
también a sus jerarquías
a las que Dios ha elegido
para que entre misa y misa
nos guíen con muy buen tino
y que cerremos la boca
como en tiempos del Paquito
cuando el garrote mandaba
las fincas de su cortijo
en el que a los propietarios
se llamaba señoritos.

Para esa labor ingrata
de amordazar ciudadanos
se está dando buena maña
otro ínclito cristiano
don Jorge Fernández Díaz
gran ejemplo de beato
y al que en lo de reprimir
se le va un tanto la mano,
lo mismo que a la Cifuentes
y algún que otro delegado
que para acallar protestas
a decenas han multado
pues les sale más rentable
y da mejor resultado
porque el miedo de los pobres
es un hecho asegurado,
cuando por abrir la boca
o ser crítico y pesado
haciendo guardia en la puerta
de algún político “honrado”
le caen trescientos euros,
el mínimo estipulado
si es tan solo una persona
y unos tres mil si son varios
ya que  el común de la gente
tiene un perfil solidario,
por eso les hacen packs
tal como manda el mercado
Pero no te digo nada
si se trata de un tartazo,
algo habitual en el circo
que practican los payasos.
Hasta nueve años de cárcel
quieren meterle al pringado
mejor dicho al pringador
por su proceder airado,
dar un castigo ejemplar
a tan dulce encontronazo,
igual que si hubiera sido
un auténtico atentado.
Menos mal que en Cataluña
no le ha tirado el zapato
el diputado Fernández
a nuestro exministro Rato
porque si hubiera perpetua
la estarían demandado
para quien solo amagó
si llegar nunca a tirarlo.
Y no recibió respuesta
siquiera a lo preguntado,
que fue si tenía miedo
de verse desamparado
tal como hoy día se ven
tantos de los que ha robado
ese prócer del desprecio
y delincuente probado,
por más que nadie le juzgue
ni llegue a ser imputado.
Por si alguno de nosotros
aún no se había enterado
es lo que tenemos hoy
en casi todo el Estado.
Preparan nuestro futuro
retrocediendo al pasado
y nos lo hacen saber
muy clarito y meridiano
cuando se intenta imponer
menos justicia y más palo.

viernes, 25 de octubre de 2013



ESPAÑA SE VENDE, ESPAÑOLES INCLUIDOS.
Si escarbamos en la historia de este país, se puede constatar que ya en el siglo XVI, la riqueza que legítima o más bien ilegítimamente, los españoles expoliaban del continente americano, iba a parar en buena parte a los famosos banqueros alemanes Fugger y Wellsser, quienes entre otras cosas recibieron el monopolio de las minas de mercurio de Almadén, concesiones en Venezuela y una buena participación en las cantidades de oro y plata que llegaban de América hasta España. Esto lo obtuvieron gracias a la financiación de las guerras que los Austrias “españoles” mantuvieron en Europa para defender el catolicismo.
Lo de España en venta comenzó a ocurrir de manera más clara en el siglo XIX, cuando las minas de nuestro país fueron cedidas para ser explotadas por naciones como Francia e Inglaterra, que supieron sacar mayor partido a las materias primas, albergadas en nuestro subsuelo, que los propios españoles. No es difícil pensar que, como en algunos países africanos actuales, parte de las élites se enriquecieron con esa explotación de los recursos nacionales pero, como siempre, el producto de dicha cesión no tuvo repercusión en una mejora económica de la mayoría de los españoles. Franco cedió territorio español para que Estados Unidos estableciera las famosas “Bases Americanas”. A cambio supimos a qué sabía la leche en polvo, vimos multiplicarse los tractores por toda la geografía rural del país y comenzamos a usar los pesticidas para así vendernos un poco más, comprando los productos procedentes del imperio. Todo fuera por entrar de lleno en el libre mercado donde, como ya se sabe, el pez grande se come al chico e impera la ley del más fuerte.
Cuando se inició el boom turístico se desató una competencia feroz por vender terrenos a los guiris. Desde finales de los cincuenta no ha habido otro negocio tan lucrativo, tan recurrente, tan corrompido y persistente como el de la construcción. Al principio sobre todo en la costa, pero a partir de los años noventa en cualquier rincón de nuestra geografía. No creo que se tenga una noción clara ni estadística de cuantas propiedades acumulan compradores extranjeros en nuestro país. Es curioso e irritante que mientras se estaba desahuciando a tantas familias españolas, se estuviese ofreciendo la nacionalidad a quienes comprasen propiedades por valor de 160000 euros o superior. Está claro que en estos tiempos para lo único que no existen fronteras es para el dinero. Si ya lo sabíamos de antes, después de la entrada en el Euro ya no tuvimos duda.
Hoy todo lo público está en venta o más bien se está desmantelando, se está volatilizando para dejar paso al paraíso de los buitres que nos venderán una sanidad privada impagable, una enseñanza privada inalcanzable para la mayoría y una vejez llena de sobresaltos que ayude a bajar las altas cotas de esperanza de vida alcanzadas en países como el nuestro por cualquiera, aunque no se pase el día jugando al golf ni en el club de tenis.
Los desmanes se acumulan, se amontonan y en menos de una semana vemos a Rajoy vender las bendiciones de una España plagada de trabajadores dóciles y domados ante los inversores japoneses, a los que asegura que los salarios no tienen parangón y están en el punto justo para invertir sin sobresaltos. La Sorayita sale en plan muñeco diabólico, anunciando que hay medio millón de parados que son defraudadores. No solo es mentira, sino que ella se ratifica por no dar su brazo a torcer, como ya es habitual. Mientras, se desmantelan todos los grupos policiales que investigan los casos de corrupción más escandalosos, el de la Gurtel, el de Bárcenas, los de Urdangarín y la Infanta Cristina. A qué nivel de abyección se está llegando. El que Albert Pla diga que le da asco ser español no debiera chocar a nadie porque si la marca España lleva aparejada tanta insensatez, tanta mentira, tanta opacidad, tanta represión, tanta mierda acumulada en suma, es para sentir asco hasta vomitar.
Para rematar la jugada sale el marciano de Botín anunciando que en España está entrando dinero a espuertas y une su voz a la de los que aseguran que la crisis se acaba. Está claro que para los cuarenta mil nuevos millonarios de este país (entre los cuales a buen seguro habrá unos cuantos políticos), ni siquiera ha empezado. Para los miles de trabajadores de Fagor y de Panrico, recién empieza ahora, cuando Botín desde su platillo volante, a salvo del olor acre que desprende la pobreza y despreciando, como siempre lo ha hecho, a todos los españoles que no son pudientes, anuncia que la juerga continúa y que los que compran y venden el país pueden estar tranquilos, porque el cortijo sigue siendo rentable para los especuladores y chorizos de altos vuelos. Dice además estar muy contento con el fichaje de Rato. La verdadera razón se la calla y es que ambos tienen el mismo nivel de desprecio y de indiferencia por lo que le pueda pasar a los millones de españolas y españoles a los que hoy están vendiendo como si fueran parte de su propiedad, a la que no maltratan, sino con la que simplemente hacen negocio. Son solo negocios, aunque sean más sucios y malolientes que los purines y en ellos se den la mano con los Slims, Warren Buffets, Ortegas y demás grandes delincuentes que manejan el mundo a su antojo, con la ayuda de peones; políticos tan sordos como ellos que cogen las migajas de la mesa como perros fieles que esperan el mendrugo de sus amos y corean lo que quieren oír sus pagadores, a cuya mesa aspiran a sentarse para ser otro más de los que tiene el privilegio de olvidar para siempre, definitivamente, que no hay nada más en este mundo que dinero y poder y alguien, muchos a ser posible, anónimo al que poder joder cuando lo ejercen y mejor además si están amordazados.