A VUELTAS CON LO DE SIEMPRE
Es algo muy repugnante
utilizar a los muertos,
exigiendo en su memoria
el más sepulcral silencio
y eso de manifestarse
es horrible sacrilegio
del que solo son capaces
los que no tienen aprecio
a sacralizar las fechas
que se imponen en los medios
como fiestas de guardar
de inexistentes convenios,
donde sin razón alguna
todos somos, sin remedio,
los mudos espectadores
que vuelven al cementerio
a escuchar, sin decir nada,
que se abra el caso de nuevo
porque el fallo judicial
siguen sin darlo por bueno,
quienes llevan ocho años
sin aceptarlo y, queriendo
demostrar a toda costa
que ETA fue el autor siniestro
del más mortal atentado
que se ha visto en nuestro suelo
y que, así, olvidemos, claro,
a Aznar y todo su empeño
en meternos en Irak,
su megalómano sueño
por figurar en la historia,
sin parar cuenta, primero,
de que su actitud servil
nos puso en el candelero.
Menos mal que Torres Dulce
parece un hombre con seso
que responde con buen juicio
y no echa más leña al fuego,
pues con la que se avecina
les vendría que ni al pelo
el resucitar de nuevo
conspiraciones sin freno
que distraigan la atención
de la reforma-veneno
que nos quieren aplicar
sin que movamos un dedo.
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