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sábado, 1 de octubre de 2011

EN HARINA ELECTORAL

EN HARINA ELECTORAL

A pesar de lo que falta para el 20N, andan los contendientes metidos en harina desde hace semanas, con la misma fiereza que llevan mostrando desde hace años.
A pesar de la impotencia de otros dirigentes en solucionar esta crisis global, provocada por el alegre endeudamiento de particulares y administraciones en gastos muy superiores a lo que contenían nuestros bolsillos, la culpa, según los del pepé solo  la tiene un actor protagonista, Zapatero. Hoy nadie duda ya de su ineptitud como vaticinador, ni de que su optimismo infantiloide sobre la posición de España en el top ten de las economías era un maldito espejismo sobre el que más le habría valido no decir absolutamente nada. Pero no creamos que era más realista el “España va bien” de Jose Mari, quien estimuló la burbuja inmobiliaria como nadie y se cebó con unas privatizaciones de  que de nuevo amenazan seriamente con arrasar lo público.

Sigo sin explicarme como ha podido sobrevivir en política alguien tan ignorante, autoritaria y manipuladora como la señora  Esperanza Aguirre. Su ataque frontal a la enseñanza pública y a los profesores y maestros de toda España (no solo a los de su comunidad) no se puede admitir en alguien que ha sido ministra de Educación. Me da igual que pretenda rectificar, el mal ya está hecho y lo ha provocado alguien que debiera saber mejor que nadie el trabajo que desarrollan los profesionales de la enseñanza y el horario al que están sometidos. Lo mismo ella que sus subordinados se especializan en la manipulación del lenguaje y reconvierten sus más feroces ataques en una imagen de víctimas atacadas por el socialismo y el sindicalismo, llamando salvajes a huelgas legítimas que su política de ordeno y mando han propiciado.
Mientras recorta ochenta millones de euros a la enseñanza publica, aumenta en noventa las subvenciones a la concertada. Para ella la educación o es un negocio o no será, y lo mismo está ocurriendo con la sanidad. Quiere que la educación vuelva a ser cosa de pocos y de pocos que se la puedan pagar. Por cierto que, habiéndose sabido parte de lo que ganan y los bienes que tienen algunos dirigentes políticos, de lo que ella gana no se tiene  idea alguna. Si es cosa vieja y sabida, que en sus decisiones políticas favorece siempre que puede a su familia carnal, una vieja tradición que sigue cumpliendo con escrupulosa fidelidad. Su primer mandato como presidenta ya sabemos que fue el producto de un pucherazo transfuguista, pero nunca me he explicado (tal vez sea  algo paranormal) como ha podido repetir en su mandato semejante personaje.

Hay otro asunto que a mí me ronda desde que sé que lo del bipartidismo es una realidad inamovible, y es que harán con el ente público llamado televisión cuando vuelvan a tener el control político los populares. ¿Lo que ocurrió hace unos días fue un adelanto? Lo realmente grave es que también los de otros grupos apoyaron la censura previa, propuesta por una miembro del Consejo perteneciente al PP.
Todos nos acordamos de Urdaci, la voz de su amo, que como perro fiel siempre informó al dictado. ¿Ese intento de atentado a la libertad de expresión es solo un anticipo de lo que va a ser la televisión pública si los populares se ven con las manos libres para usarla a su conveniencia?. Curiosamente estos últimos meses se han dedicado a denostar y poner en duda la independencia de los periodistas de la televisión pública, quizá porque así se animarán más a hacer limpieza, empezando por los o las periodistas que hacen preguntas incómodas a sus dirigentes. Todo ello a pesar de que tanto telemadrid como el canal nueve valenciano tienen un férreo control por parte de los gobiernos autonómicos
¿Se producirá un desembarco de los intereconómicos en el ente público, volverán los Urdaci y los Sainz de Buruaga para asegurar la desinformación en la televisión pública?
No lo sé, pero ya queda muy poco para desvelar este y otros misterios, que en realidad no lo son, porque si de algo estoy seguro es de que sigue existiendo esa mentalidad de que ejercer el poder para algunos es lo mismo que poseer un coto privado en el que hacer y deshacer con la bendición dichosa de las urnas.

EL PELIGRO DE METERSE EN LA HARINA INFORMATIVA

Este texto es de este pasado mes de septiembre y ha sido leído en el programa de "La Máquina de Escribir" que hacemos en Radio Sobrarbe.

EL PELIGRO DE METERSE EN LA HARINA INFORMATIVA

El comienzo de septiembre es para mí como el final de la hibernación para los osos o las marmotas. Mi actividad cerebral parece despertar con la bajada del calor. Algunas vagas imágenes e ideas que flotaban en la duermevela del verano, comienzan a adquirir la misma nitidez que el limpio horizonte de los días del fin de la estación.
Libia envuelta entre la niebla de los bombardeos y escondida tras el cristal tintado de la desinformación, emerge con todo el horror de las vendettas, los ajustes de cuentas y el descontrol de las bandas armadas que campan a sus anchas. Junto a ello, las potencias que han vuelto a disfrazar su intervención con la máscara humanitaria, se reparten sin pudor el control de los pozos de petróleo. Es el reflejo de lo ocurrido antes en Somalia, Afganistán, Irak… A río revuelto ganancia de pescadores. La idea depredadora prevalece siempre, cuando los actos más violentos de una guerra abierta dejan paso al día a día, con más horror si cabe, salpicado de muertes por bombas en mercados y mezquitas o por errores colaterales de tropas extranjeras, que siempre acaban con víctimas civiles e inocentes.
¡Cuánto hemos aprendido desde el once de septiembre sobre las guerras preventivas y sobre el terrorismo de todo signo! La atribución del atentado de las torres gemelas a Al-Qaeda o a cualquier otro grupo parece ser una minucia frente a los réditos que ha reportado a las empresas que viven de aprovecharse del caos y la destrucción que crean las guerras. Informar verazmente sobre ellas se convierte en un ejercicio cada vez más peligroso para los pocos periodistas que escapan del control mediático al que están sujetos los medios de comunicación. Se convierten en objetivo a batir, no solo los que intentan contar la verdad sobre el terreno, sino también los que pretenden desenmascarar las mentiras que difunden los grandes medios por mandato de instancias superiores, políticas y sobre todo empresariales, que cada vez son más la misma cosa.

Septiermbre de 2011

UTOPÍA

UTOPÍA





Aquel lugar parecía estar fuera del mundo, quizá fuera el producto de mi imaginación, pero fue el único en el que me hubiera quedado para siempre sin dudarlo un instante.

Al salir de casa, en lugar del tráfico habitual, el estruendoso atasco matutino, me encontré con millares de ciclistas ocupando la mitad de la calzada. El resto eran autobuses públicos, taxis y algunos utilitarios debidamente autorizados a circular, según me enteré luego.
Entré a desayunar en un bar. La televisión estaba encendida y en ella departían unos políticos entre los que se sentaban un albañil, un ama de casa, un emigrante, un vagabundo, un pescador reconvertido, un homosexual y un minero de la cuenca turolense.
Pregunté al camarero por el canal en el que aparecían las imágenes y me dijo que era el de titularidad pública. Cada día invitaban a gente cogida al azar y sacaban a la luz su vida y sus deseos.
Cada uno se expresaba con entera libertad. Los políticos no eran de esos que llaman primeros espadas, sino concejales o alcaldes y alguaciles de pueblos y ciudades, a los que solo invitaban si tenían algo interesante que aportar. En la televisión no estaba permitido hacer propaganda política de ningún signo. Aunque alguna vez invitaban a algún cura, mulá o pope, siempre era a título de personas y no de símbolos. Si intentaban impartir doctrina se les invitaba amablemente a abandonar el plató.

Más tarde supe que la programación  la decidía una asamblea, en la que estaban representadas gentes de la calle, de toda la geografía del país.

Hacía mucho tiempo que se había puesto coto a la invasión de cine americano, el cual tenía asignado una cuota de emisión, no mayor que el de producción india, china o nigeriana. Al parecer había dejado de existir el monopolio y la obligación de adquirir paquetes  de películas por los “huevos de la mercadotecnia”.

Salí de nuevo a la calle y noté el aire limpio, respirable. La gente iba al trabajo a ritmo de paseo, sin prisas ni agobios. Claro que seguían existiendo los horarios (la perfección se había considerado, por el momento, inalcanzable).

La gente podía alegar como motivo de retraso en su puesto, la necesidad de mantener una conversación con un amigo triste. Esto regía para trabajos que se podían dejar para más tarde, que, la verdad, no eran muchos.

Empecé a presentir que había viajado en el tiempo a un lugar vagamente familiar, pero desconocido o que estaba inmerso en un sueño del que no podía despertar a voluntad.

Pregunté a alguien uniformado qué donde me encontraba, a riesgo de parecer un enfermo senil o un demente. Su contestación fue muy amable. Me dijo: se encuentra usted en Desirópolis, un lugar virtual pero real como puede comprobar. Y sin formular otra pregunta me contó algo de lo que encerraba aquel placentero lugar.

-En esta tierra se ha abolido el beneficio. Hay empresas y bancos, pero a todos se les controla por igual en sus ganancias y en sus inversiones. Se han suprimido las empresas de armas y ni siquiera yo, agente del orden, voy armado. A todos se nos educa para ser felices y hacer que los demás lo sean. No competimos por ver quien tiene o es más que el de al lado. El éxito consiste en la armonía.

-Pero de donde yo vengo…

-Sé de donde vienes. También vengo de allí. Un mundo hostil, en el que se enseña que el hombre es su primer enemigo. De ahí la guerra. Ahora ya no existen las fronteras. Los hombres han perdido el miedo al mestizaje. No hay lugar en la tierra para el hambre. Allí donde sobra, enseguida se reparte. Nos volcamos unos con otros si ocurre una catástrofe inesperada e inevitable. Así son los terremotos o la erupción de los volcanes.

Limitamos de forma voluntaria nuestra especie por convicción, no por imposición. Hemos curado los lugares heridos del planeta. No esquilmamos los bosques y hemos vuelto a la vida muchos de los que desaparecieron hace tiempo. Renunciamos a viajar al espacio, mientras no se hiciese justicia a este planeta. Ya no derrochamos el poco petróleo que aún queda. Buscamos con verdadera fe nuevas energías, que no nos envenenen. Ha habido que suprimir ciertas industrias. El consumo de papel se ha reducido al mínimo. Para algo ha de servir la tecnología.

En África las guerras acabaron, se pudo con el sida, sus terribles tiranos se extinguieron y ya pueden vivir de sus materias primas. Ya no emigran en masa, pues en su tierra hallan lo necesario para vivir con toda dignidad.

Se ha podido parar el avance del desierto, Se han salvado de desaparecer los pigmeos y también los bosquimanos. Y lo mismo ha ocurrido con los indios de la Amazonía. Hoy son ellos los que cuidan el bosque y lo mantienen.

El proyecto del ALCA fue un mal sueño. Al final la cordura venció a la usura y la rapiña.

Se extinguieron aquellos organismos al servicio exclusivo de los ricos como el Banco Mundial y el FMI. Hoy solo existe una única asamblea de países y todos participan por igual, sin vetos ni mandangas.

Todos los que conocimos el pasado, respiramos con alivio. No solo nos salvamos sino que pudimos restañar las heridas del globo y llegar a construir Desirópolis, la última de las utopías posible.

Las palabras del hombre quedaron como un eco, rebotando en los rincones de mi cráneo. Su imagen se fue diluyendo como si solo fuese un reflejo en la corriente.

Me despertó el estruendo de la amanecida, el intenso clamor de un nuevo día. Una atmósfera limpia me envolvía. Tuve la certeza de que allí fuera, más allá del umbral de mi casa, muchos más compartían aquel sueño y al abrir las ventanas invadiría el aire. Una semilla nueva, capaz de germinar sobre el asfalto.